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Dando la lata

A lo nuestro

Según el CIS, la provisionalidad del Gobierno y la falta de acuerdos para una investidura es algo que preocupa al 5% de la población española. Y me parecen muchos. Porque es tal el hartazgo de rumores, supuestas reuniones, sondeos, contactos, dimes, diretes, vetos, síes pero noes, que uno ya prefiere, sencillamente, ignorarlos. Ya lo dije en alguna columna anterior: con un gobierno provisional no se está tan mal. Al menos, para los abogados hay ventajas: en esta situación se congelan las reformas legales, lo que nos permite hacernos a la normativa existente antes de que la cambien, como es lo habitual. Que si tanta reforma sirviera para algo y mejorase la vida del ciudadano, vale, pero la mayoría del compulsivo estado de destrucción y construcción legislativa no suele tener otro objetivo que complicarnos más la existencia. Es insólito llevar tantos meses sin tener que tirar otro código a la basura. Nos da tiempo a aprender, interpretar y aplicar las normas, sin prisas, sin la urgencia de una inminente derogación. Por ello, cada vez que veo que las posturas continúan ancladas en los mismos puntos, agradezco la incapacidad para el diálogo y la negociación de nuestra calamitosa y sobrevalorada clase política. Sinceramente, insisto, no se está tan mal. Hablan de nerviosismo en ámbitos financieros, de inversiones pendientes de una solución estable, de pérdida de crecimiento económico a causa de esta situación de provisionalidad. Me da igual, porque ya está suficientemente acreditado que las finanzas, los crecimientos y las inversiones se van a la porra casi por cualquier causa, por lo general, provocada. Y a España pocas cosas le vendrían mejor que acostumbrarse a tirar hacia adelante con independencia de lo que hagan sus señorías. Como sucede con Italia, que estaría al nivel de Haití si su desarrollo dependiera de la estabilidad política. Es por ello que me alivia saber que al 95% de los españoles nos trae al pairo el corro de la patata del Parlamento. No nos queda otra que levantarnos cada mañana con el propósito de continuar el camino y, a ser posible, hacer algo positivo por los demás. Y, no se preocupen, que antes o después llegarán a un acuerdo bueno para ellos. Nosotros, a lo nuestro.

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