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Dando la lata

Contradicciones

Una reflexión sobre la clase de delitos y la pena de cárcel permanente revisable

Es curioso que la misma persona que de modo tan enérgico se manifestaba en contra de la pena de prisión permanente revisable, cinco minutos después exigía una condena enorme para los malnacidos de "la manada". "Merecen morir" -exclamó-. Y yo, en el fondo, no estaba en desacuerdo del todo. Pero ya que hemos de dar cierto ejemplo evolutivo, descartada la pena de muerte, por aquello de que nadie tiene derecho a arrebatarle la vida a un semejante, por muy malo que sea, reconozco, y creo haberlo manifestado en ocasiones precedentes, que hay criminales que no cambian, para los que no existe terapia que modere la tormenta de esas cabezas que no piensan más que en causar dolor y miedo. Un violador, alguien que abusa sexualmente de niños, un elemento que siente placer torturando a otra persona, una piara de cobardes que se excita desgraciando la vida de una chica, un monstruo que trafica con seres humanos para satisfacer la demanda de una clientela de depravados anormales, deberían ser apartados definitivamente de la circulación. Porque creo que no hay cura para el que disfruta cometiendo semejantes atrocidades. Y, como pongan otra vez los pies en la calle, existe grave riesgo de que vuelvan a las andadas. Porque algo dentro de esas cabezas no funciona bien. Y bastante piadosa es una sociedad, me parece, que a la pena de prisión permanente añade el término "revisable". "Habría que hacerles lo mismo que hicieron", "habría que castrarlos", "habría que dejarlos en manos de las víctimas y sus familias", "habría que colgarlos".

No. No creo que sea recomendable llegar a esos extremos. Pero sí, como medida de autoprotección social, apartarlos, llevarlos a un lugar en el que no puedan hacer más daño que a sí mismos. No es venganza, sino defensa. Y entonces te das de bruces con algo tan contradictorio como que haya condenados por delitos económicos cumpliendo penas más duras que las de los criminales sexuales. El dinero es sólo dinero. No está bien robarlo pero siempre se puede reponer. Por el contrario, la vida es irreemplazable. Y el inmenso y permanente sufrimiento de las víctimas de estos depredadores no se puede despachar con una temporadita a la sombra y unos cursos de reciclaje.

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