Opinión | A mi aire
Parafernalia social
La celebración de las primeras comuniones
Al hilo de la anécdota en una relojería-joyería aquí en Langreo, y relacionado con ella, que luego explicaré, me viene a la mente algo similar a lo que hace unos años vi paseando por Mieres, en muy conocida calle peatonal, con profusión de establecimientos hosteleros.
La historia fue que encontramos a un niño vestido impecablemente con traje de primera comunión igual que todo un Almirante recién salido de su barco y presto a pasar revista a la tropa. Estaba sentando en un banco enfrente del restaurante donde se supone que los invitados estaban de folixa para celebrarla. El guaje lloraba con desconsuelo mientras un grupo de sus amigos disfrutaban dándole al balón y jugando a lo que pintase. Le preguntamos que le ocurría dado que nos causo extrañeza la escena, su contestación fue: "Ye que mis padres me dijeron que si manchaba el traje me mataban". Sin comentarios.
En el otro caso, el que comentaba al principio, mamá y madrina acompañadas de una niña de unos siete años tratan de escoger algún regalo para la previsible comunión, según comentan entre ellas. La inocencia infantil hace que la niña les pregunte que cuándo va ser la "segunda comunión" por los regalos que otea. La contestación de la madrina nos dejó un poco sorprendidos a los allí presentes, que éramos varios: "Me cagun la puta hostia, no acabamos esta y ya tas pensando en otra, guaja". La pobre neña quedó tan sorprendida como todos los que por allí estábamos. Pocas ganas le van a quedar de repetir.
Aunque el apartado religioso va perdiendo fuelle, prima de sobra la parafernalia como se pude comprobar en cada celebración. Y las primeras comuniones como evento social son cada vez más como si fueran una boda con decenas de invitados y boato que parece impropio de lo que debería ser familiar. Pero de cara a la galería ya se sabe, nadie va ser más que el mi neñu o la mi neña. Todo es muy respetable, sin realizar un ápice de crítica, cada cual es muy libre de hacer lo que le plazca, pero los dos ejemplos que expongo no son los únicos y algo nos indican.
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