Opinión | Velando el fuego

Llangréu un llibru abiertu 2024

Una magnífica idea en el kilómetro cuadrado más culto de Europa

Reunirse bajo una misma lona, compartir experiencias y hacer nuevos tratos son algunas de las experiencias que forman el tejido de un acto importante como es una feria del libro.

Sin duda que resultó costoso introducir la promoción de la lectura entre el pueblo llano. Nunca los tiempos fueron proclives a hacer crecer la sabiduría entre los barrios populares; por el contrario, a los distintos poderes les interesó siempre (nuestra época no es, precisamente, una excepción) que la capacidad crítica asentara su santuario particular entre las clases pudientes. No hace falta insistir mucho en la importancia de esta estrategia, destinada a favorecer a quienes toman las decisiones sobre los bienes culturales que se pueden producir, consumir y distribuir.

Un libro es un arma afilada contra las tinieblas, y de ahí que hubiera que esperar a que las luces hicieran su aparición en los albores de la denominada Edad Moderna. Desde entonces, comenzaron a proliferar las ferias del libro (algunas referencias apuntan a Frankfurt, Leipzig y Lyon en Europa, y a Medina del Campo en nuestro país). Eventos que constituyen un punto de encuentro entre las distintas ofertas de los prestadores de productos editoriales y la demanda de lectores compradores.

Habida cuenta de que nuestra contabilidad tiene un abundante saldo positivo (no hay que olvidar que Langreo fue designado en 1961 por la UNESCO como el kilómetro cuadrado más culto de Europa), es lógico que los libros hayan estado presentes en muchos de nuestros actos, tales como ferias o días del libro. Y de ahí que, insistiendo en esta práctica, el Ayuntamiento de Langreo, con la colaboración de Tertulia Encuentros, haya puesto en pie una feliz iniciativa: "Llangréu un llibru abiertu 2024".

Aunque los días fuertes serán hoy, mañana y el domingo 21, ya se pudo disfrutar de un aperitivo que comenzó el día 1 y se prolongó el 12, el 16 y ayer, hasta llegar al fin de semana reseñado. Calidad y diversidad se dan la mano, aunando, entre otros, recitales, presentaciones de libros y espacios destinados a un público infantil. Sin que falten en esta jugosa salsa las exposiciones, el trueque de libros, y siempre con presencia de autores, libreros y editoriales.

Si tuviera que elogiar alguna de las novedades del programa, a buen seguro que lo haría con la puesta en escena (creo que es la primera vez que ocurre) de la plaza de abastos, en donde se desarrollarán todos los actos, salvo el de J. R. Lucas, que, como invitado principal, lo hará en la Casa de la Cultura Alberto Vega.

Es bueno que se dejen de sacralizar espacios y que el libro ruede por ámbitos diversos. Este instrumento asombroso lo es, precisamente, porque se extiende por las membranas de la memoria y de la imaginación, de ahí que en su amplio recorrido carezca de límites. Con este cambio, nuestra plaza se convertirá en un ágora pública, en un iluminado teatro de fantasía donde se representarán obras de todo tipo, signadas, sin duda, por su extraordinaria calidad.

El telón está abierto. Y a buen seguro que un numeroso público acudirá a disfrutar del espectáculo. Lo merecen los langreanos y todas las personas que buscan en la cultura un refugio contra estos malhadados tiempos. Y lo merece también nuestro Ayuntamiento, al que se hace obligatorio felicitar, junto con la asociación Tertulia Encuentros, por esta magnífica idea.

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