El escritor y profesor de Psicología Social de la Universidad de Oviedo Julio Rodríguez (Oviedo, 1971) acaba de publicar el libro Una mala racha, una historia de reencuentros y tensiones con familiares, con amistades y noviazgos de juventud salpicada de ironía y fino humor. Plasma problemas de convivencia muy comunes, pero que, como el autor afirma, no es más que la realidad que él refleja a través de la ficción.

Una mala racha cuenta la historia de un cincuentón que arrastra las "goteras" propias de la edad y que Julio Rodríguez ya identifica en las primeras líneas de la obra: el personaje protagonista anda a vueltas con la próstata y le toca volver a casa después de mucho tiempo de ausencia. Retornar al pasado para ayudar a sus padres octogenarios a cuidar a su tía Palmira Fanjul. A partir de ahí surgen los desencuentros con unos y otros, pero lo más complejo es el encuentro del personaje principal, un escritor de libros de autoayuda, con su pasado.

-¿Lo de volver a casa tiempo después es una mala decisión del ser humano?

-En este caso es un reencuentro del personaje principal, un reencuentro con su pasado, con su familia. Al final uno acaba volviendo siempre. Tengo un poema que viene a decir que hay miles de destinos y millones de caminos posibles pero solo un punto de partida.

-Algo así como eso de que la infancia es la única patria

-Pues igual sí. Si hay que tener una patria puede ser esto del reencuentro, que en este caso es echar una mano a unos padres octogenarios para cuidar a Palmira, tía del protagonista.

-¿Y le coge desprevenido o asimila el regreso?

-Este hombre llega con sus años, su próstata y su propio envejecimiento. Un estado que incluso médicamente ya te marcan a partir de los cincuenta. Ya hay que mirar próstata y lo que fuere. Vamos, que has llegado al límite. El paso del tiempo es una evidencia para todos; y además a él le toca cuidar a su tía y a sus padres, que tienen ochenta años.

-No siempre se vuelve; o más bien se vuelve poco, salvo por desahucios, desempleo, la crisis€

-Fue una llamada de su madre; y la madre lo que ve es que su hijo no tiene relación con ellos y ésta es una forma de atarlo, de atraerlo y rellenar un hueco.

-¿Chantaje?

-Chantaje emocional en toda regla. Pero de lo que se da cuenta, aunque vaya a regañadientes, es de que lo hace porque su vida está vacía.

-Ahí es cuando la gente intenta "reconocerse" (de volver a conocerse).

-Sí, es general. Este caso es genérico, bastante común. El padre es un personaje muy parecido...

-Ya se nota en el primer saludo de padre e hijo, que es tipo escena de western.

-Puede ser un western local, jugando al bingo en un pueblo y con una silla vacía pero con esa actitud. De hecho cuando entra el hijo todos le miran. Hay algunos otros momentos del libro del mismo estilo.

-¿Tiene bien identificado a un autor de libro de autoayuda, como los es su protagonista?

-No sé si lo conoceré mejor que el lector. Padre e hijo se llevan a matar, pero no quieren llevarse a matar. Lo que me dice mucha gente es que lo identifica con casos de su familia. Quizá en las generaciones actuales ya no está tan presente ese padre cabeza de familia con poder, pero en las generaciones anteriores el padre ponía distancias. Aunque luego queda ese orgullo escondido sobre la obra de su hijo, pero no lo va a decir. En este tipo de familia hay un gran desconocimiento de unos con otros y tienen que redescubrirse o, como comentaba, "reconocerse" de nuevo. Al final lo que hacen es actualizarse pero metiéndose pullas. Además el hijo tiene mucho del padre.

-O sea, lo cotidiano en cualquier familia.

-No sé si en cualquiera, pero es fácilmente reconocible. Mucha gente me dice que se reconocen. La literatura es conflicto; aquí es un conflicto familiar; una sucesión de conflictos que te llevan a cierta estabilidad. Lo que hay son opiniones diferentes, somos seres humanos, por tanto contradictorios.

-Su escritor de autoayuda tiene la teoría del pensamiento "Plusitivista", ¿qué es tal asunto?

-Hay ciertos tramos de libros de autoayuda que este hombre ha ido escribiendo. Y hay un capítulo que habla del pensamiento "Plusitivista". Es una crítica a los libros de autoayuda. Quise hacer una parodia y me fue imposible porque son una parodia en sí mismo. Por ejemplo, en música sería€

-¿Como la de los coches de choque?

-Me parece una buena metáfora; pero no. Más bien es esa música comercial que se supone que aporta profundidad y que, finalmente, es prescindible. Un libro de autoayuda ya lo dice todo con el nombre: ¡pagar a alguien para que te ayudes tú mismo! Te veden un poco de pseudociencia, un poco de filosofía oriental que no conocen, para al final, decirte que busques en tu interior.

-¿Cree que hay gente que se siente a gusto con la vuelta, volver parece una derrota?

-Además en el caso de Una mala racha tiene ese doble papel de pseudotriunfador ante la gente que se quedó en el pueblo. Hay cierto rencor porque él sí pudo irse; pero se da lo mismo a al revés. Al final envidiamos lo que no tenemos.

-Volviendo a lo cotidiano; en "Una mala racha" aparecen hasta esquelas.

-Está inspirado en las esquelas de LA NUEVA ESPAÑA. Yo coleccioné esquelas y las que más gustaban era las de los apodos. Sí, en ello está inspirado.

-¿Y la idea surgió cómo?

-Alguien que conozco incluso mayor que el protagonista; también vivió una situación similar. Viene de una situación real que con la ficción se hace creíble.