Oviedo

Después de cinco temporadas, las horas de Frank Rijkaard en el Barcelona parecen contadas. No sólo por los resultados de estas dos últimas campañas, sin títulos, sino por los mensajes que llegan desde el club y su entorno. El presidente, Joan Laporta, y el secretario técnico, Txiki Beguiristáin, contestan con evasivas desde la eliminación europea del martes. El propio Rijkaard aplaza cualquier decisión al final de la Liga. Y una de las personas más cercanas al holandés, su asistente Jil van Eyle, sospecha que en breve se va a quedar sin trabajo.

Jil van Eyle es el impulsor del «Teaming», un sistema dirigido a empresas para recaudar pequeñas donaciones entre sus empleados que se destinan después a fines benéficos, según informaba ayer el diario «El Mundo». Rijkaard apadrinó esta iniciativa de Van Eyle, que en el blog de su página web escribió: «Hasta ahora tengo la suerte de que la empresa Samhoud me paga una beca mensual hasta diciembre de 2008 y aparte de esto trabajo para Frank Rijkaard, quien sobre todo me regala mucho tiempo para trabajar en Teaming. Pero como Frank se marchará en unas semanas del FC Barcelona, también se acabará mi trabajo para él».

Sin embargo, ayer Rijkaard matizó que no mantiene ninguna relación contractual con Van Eyle. En una nota remitida a los medios de comunicación holandeses y reproducida por la página web oficial del Barcelona, Rijkaard asegura que no ha hablado con su compatriota sobre su futuro profesional. El técnico añadió que «siempre» ha dicho que quiere «seguir manteniendo el compromiso con este club» y que no tiene «ninguna intención de irme».

Según recoge la agencia «Efe», Rijkaard recalca que «nos encontramos en un momento en el cual lo más importante es mantener la calma y apoyarnos los unos a los otros». Unas explicaciones que el entrenador barcelonista tendrá que ampliar seguramente hoy, en su rueda de prensa previa al partido de Liga frente al Valencia en el Camp Nou. La mayoría de los medios da por segura la marcha de Rijkaard a finales de temporada.

Los dos nombres que más han sonado como sustitutos de Rijkaard son Pep Guardiola y José Mourinho. «Mundo Deportivo» aseguraba ayer que el ex centrocampista azulgrana, que actualmente dirige al Barcelona B, de Tercera División, tiene muchas dudas sobre la conveniencia de aceptar la oferta de dirigir al primer equipo. Pese a ser un hombre de la casa, Guardiola presentaría unas exigencias a la junta directiva que podrían no ser aceptadas.

Un sector de directivos del Barça insiste con la candidatura del técnico portugués José Mourinho. El problema es que el ex entrenador del Chelsea no es un hombre de consenso. Entre otras cosas, sus opositores advierten de que su llegada al banquillo barcelonista supondría un cambio de estilo, algo que Laporta advirtió hace unas semanas que es «innegociable».

Mourinho, además, es uno de los entrenadores más cotizados para la próxima temporada. Entre las numerosas ofertas que tiene está la del Inter de Milán, dispuesto a realizar una gran apuesta económica. Según «Mundo Deportivo», Mourinho estaría retrasando la respuesta al Inter o a otros grandes clubes europeos a la espera de que el Barcelona se decida. En cualquier caso, después de cinco años soplan aires de cambio en el banquillo del Camp Nou. Rijkaard, que enlazó dos ligas y una Copa de Europa, será de los primeros afectados por el cambio de ciclo.