Oviedo, J. M. MATUTE

Rafa Nadal se pasaba ayer por la consulta del doctor Mikel Sánchez en Vitoria. El doctor Sánchez lleva tratando desde el pasado marzo los problemas de tendinitis en las rodillas del balear con infiltraciones de plasma rico en factores de crecimiento. De la mejora en el estado físico de Nadal hablan sus resultados. El balear aparecía el 22 de marzo en el cuarto escalón del ranking de la ATP con 6.800 puntos, por detrás del suizo Roger Federer (11.035), del serbio Novak Djokovic (8.220) y del británico Andy Murray (6.835). Aún no había ganado un torneo este año. Pero a las inyecciones de plasma se unió la llegada de la temporada de tierra, la mejor medicina para el ánimo del español. Desde entonces ha ganado los Masters 1.000 de Montecarlo, Roma y Madrid, y el domingo se convertía en el segundo jugador en la historia del tenis tras el sueco Björn Borg que lograba repetir el «doblete» Roland Garros-Wimbledon.

Rafa Nadal aparecía ayer al frente del ranking de la ATP con 10.745 puntos por los 6.905 de Djokovic y los 6.885 de Federer, a quien no se veía tan abajo en la clasificación mundial desde 2003. El balear ha dado la vuelta a la tortilla en tres meses y medio. Ha pasado de estar el cuarto a situarse al frente de la tabla y con tal ventaja de puntos que bien puede aventurarse que tiene en el bolsillo el acabar el presente ejercicio como «número uno» del mundo, lo que ya logró en 2008. Aquel año Nadal ganó Wimbledon poco después de que la selección española de Luis Aragonés conquistara la Eurocopa austriaca, el domingo hacía votos en Londres porque su victoria fuera el preámbulo del triunfo de los de Vicente del Bosque en el Mundial sudafricano.

A favor de que Rafa concluya el año liderando el tenis mundial no sólo juega su apabullante superioridad presente, sino también lo que se avecina. Y es que el mallorquín es de los cuatro primeros el que menos puntos defiende de aquí a final de año. En total, 2.400 por los hasta 4.260 de Djokovic.

Y en ese futuro inmediato aparece especialmente marcada en la agenda del «clan Nadal» la fecha del 30 de agosto, día en el que abrirá sus puertas el complejo de Flushing Meadows para que dé comienzo el Abierto de Estados Unidos, el único «grande» cuya estrella aún no ha grabado el tenista español en la bolsa en la que lleva sus raquetas. De que lo logrará no tiene dudas, por ejemplo, John McEnroe: «Será difícil que no lo consiga este año. El muchacho es un animal; es increíble mental y físicamente».

McEnroe ha sido uno de los damnificados por el último triunfo de Nadal en Wimbledon. Y es que el estadounidense, con siete «grandes» en su palmarés, se veía superado en la tabla por los ocho con los que ya cuenta el balear. En la era Open del tenis sólo tres jugadores quedan por delante del español: el sueco Borg (11), el estadounidense Sampras (14) y el suizo Federer (16). Pero a los 24 años de Rafa sólo Borg había conquistado tantos como él, por los seis que llevaba Federer y los siete de Sampras.

Con una victoria en Nueva York, donde los dos últimos años caía en semifinales, Rafa Nadal entraría en el selecto y reducido grupo de jugadores que han conseguido ganar los cuatro torneos que conforman el Grand Slam: Australia, Roland Garros, Wimbledon y Estados Unidos. Una lista que sólo integran seis jugadores: los australianos Rod Laver y Roy Emeron, los estadounidenses Don Budge y Andre Agassi, el británico Fred Perry y el suizo Roger Federer. El séptimo debe ser Rafa. Y después de él, el gran vacío...