Oviedo, Mario D. BRAÑA

Juan Carlos Ferrero, el español que más sufrió en una eliminatoria placentera, celebró su 32.º cumpleaños sobre la pista que le había visto sufrir, y ganar, el viernes. Álex Corretja y sus compañeros de equipo aprovecharon la oportunidad para festejar públicamente el aniversario de un hombre marcado por la Copa Davis. Fue el momento más intenso de una jornada de trámite, que sirvió para subir al marcador del Palacio de los Deportes el 5-0 que todo el mundo daba por seguro antes del España-Kazajistán. La defensora del título ya está en cuartos de final, feliz al comprobar que la ausencia de sus dos primeras espadas no es relevante a estas alturas. Prueba superada también para la sede ovetense, que ha cumplido con luces y alguna sombra.

Desde el primer día, los kazajos se quejaron del Palacio de los Deportes. Consideraron que no estaba a la altura de la competición por el frío, que no se solucionó con la instalación de calefacción, por la iluminación y por el estado de la pista. Públicamente, Álex Corretja revocó esos argumentos y se mostró encantado por la semana que él y sus jugadores han pasado en Oviedo. En privado, no obstante, algunos técnicos y tenistas reconocieron que la temperatura del Palacio no era la adecuada.

Como era previsible, el cartel de la eliminatoria y los precios de los abonos restaron asistencia. Los mejores datos de asistencia llegaron el sábado, cuando según datos oficiales hubo 3.300 espectadores para el partido de dobles. Gracias al tirón de la venta de las entradas diarias y al reparto de invitaciones, las gradas no presentaron un aspecto tan desangelado como en la apertura. Chocante, en cualquier caso, si nos atenemos a los precedentes de los últimos años en las eliminatorias de Copa Davis de España.

La mejor prueba de que esta vez todo era diferente es que Oviedo se quedó sola en la carrera por organizar el cruce, tras la renuncia de Valladolid, primero, y León. Ante la evidencia de las dificultades económicas, la Federación Española renunció al canon inicialmente previsto de 300.000 euros. El Ayuntamiento de Oviedo sólo tuvo que hacerse cargo de la instalación de las gradas supletorias y de la pista de tierra batida en el Palacio. Ayer, el alcalde, Agustín Iglesias Caunedo, declaró a LA NUEVA ESPAÑA: «La Copa Davis ha sido una excelente inversión para Oviedo».

Caunedo considera que «aun cuando estamos viviendo momentos muy difíciles, no podemos renunciar a reforzar la marca Oviedo porque de ello depende que podamos mantener un buen nivel de actividad económica en sectores tan importantes como el turismo o los congresos. Y en esos sectores la imagen, la proyección de la ciudad, es fundamental. Con esta eliminatoria Oviedo ha estado en primera línea informativa en todos los medios nacionales e internacionales durante varias semanas y sería imposible conseguir esa misma repercusión por otras vías».

Según Caunedo, «Oviedo ha estado a la altura de una cita deportiva tan importante, sin perder la perspectiva de los criterios de austeridad y eficiencia que nos hemos marcado para conseguir mantener la calidad de todos nuestros servicios e invertir en aquellos aspectos que pueden redundar en beneficio de la actividad económica de la ciudad. Al margen de ello, esta eliminatoria ha sido un premio para el deporte asturiano y para la afición asturiana».

En lo puramente tenístico, mientras se cerraba la eliminatoria en el Palacio, los componentes del equipo español recibieron la buena noticia de la clasificación de Austria frente a Rusia, lo que permitirá jugar en casa los cuartos de final en Semana Santa. Corretja advirtió ayer de que los austriacos «tienen muy buen equipo» y recordó que su número uno, Jurgen Melzer, «ha estado en el top ten en los últimos años», además de ganar a varios españoles en tierra batida. En cualquier caso, lo importante, para el capitán español, es jugar la eliminatoria en casa.

Todo fue positivo, en definitiva, en las últimas horas de la Copa Davis en Oviedo. Unas tres mil personas disfrutaron de los dos últimos partidos en un ambiente relajado y no hubo que lamentar más incidente que el que sufrió uno de los recogepelotas, Javier Fernández Antuña, que sufrió una fractura en un brazo tras una caída cuando bajaba unas escaleras en el Palacio. Fue el punto final a tres jornadas de contrastes, que empezaron el viernes con frío ambiental y deportivo, para terminar ayer, domingo, con el cumpleaños feliz de Juan Carlos Ferrero.