El Angliru, como el peñón de Gibraltar, ya tiene bandera británica. Hugh Carthy se impuso con facilidad en la cima riosana y se mete en la pelea por la clasificación general. La contrarreloj del martes en Ézaro será clave y si Primoz Roglic rinde de manera lógica podría dejar sentenciada la roja.

Hoy perdió apenas 12 segundos con Carapaz, en un puerto que al esloveno no le iba bien. Las tornas cambiarán en la cronometrada. Allí Roglic debería sacar diferencias por encima de un minuto, que difícilmente perderá en lo que resta. En todo caso, Daniel Martin y Carthy están en margen de sorprender, a pesar de que la contrarreloj no sea su especialidad predilecta.

Enric Mas corrió su mejor etapa en toda la carrera, demostrando que suele ir a mejor en la tercera semana de las grandes vueltas y que, con la contrarreloj de por medio, podría optar al tercer puesto del cajón o al menos a estar entre los cinco primeros, por detrás de los corredores más en forma. Movistar ayer apostó por él, aunque la estrategia solo sirvió para desarbolar al equipo Ineos y no a Jumbo, como pretendían. La ansiedad sigue dominando cada movimiento del equipo español.

El último protagonista fue el escenario. Esta vez el coloso riosano no fue tan decisivo como en otras ocasiones y, a la vista de cómo llegó la carrera a su base, tras la ascensión al cordal, un final de otro tipo podría haber aportado más a la carrera. Las grandes rampas solo sirvieron para ver a los ciclistas retorcerse sin conseguir hacer diferencias, en una extraña estampa sin público. Así se cierra el paso de La Vuelta por Asturias en un año raro, más incluso en el pelotón ciclista.