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Manolo lidera la resistencia

El ariete marcó los dos goles que dieron la victoria al Vallobín, único representante de Oviedo en la categoría, ante el Lenense

El ascenso del Covadonga a Segunda B ha dejado al Vallobín como único representante de Oviedo en la Tercera División. Un club humilde, que debutó en esta categoría el pasado curso, y al que ahora le toca representar a la capital del Principado en la competición de más nivel que se juega entre equipos de Asturias. El domingo disputaron su segundo partido tras pasarse tres fines de semana parados y lo hicieron con una victoria por 2-0 ante el Lenense que tuvo como gran protagonista a Manolo, el delantero del conjunto ovetense, que fue el autor de los dos tantos.

Tras un complicado inicio, con derrota por 3-0 ante el potente Caudal, el equipo entrenado por Abel Fernández sacó adelante un partido importante ante uno de los rivales con los que, a priori, deben jugarse el objetivo de la permanencia. Aún así, el equipo de Oviedo ha dejado de ser novato en la categoría y se siente más competitivo que el curso pasado. “Tenemos mejor equipo que el año pasado, se ha fichado bien. Sabemos que lo primero es mantenernos y luego ya veremos. El año pasado, salvo una jornada, siempre estuvimos fuera de los puestos de descenso”, explica Manolo.

En lo que ha empeorado la cosa con respecto al curso pasado es en el grupo que le ha tocado al Vallobín que, para Manolo, “es el más duro”, al tener a clubes como Caudal, Avilés o Llanera, llamados a pelear por el ascenso a Segunda B. Unos rivales que van a obligar al equipo de Oviedo a sumar lo más posible cuando se midan al resto de equipos que luchan por salvar la categoría.

En el club llevan con satisfacción lo de ser la bandera de Oviedo en Tercera: “Ahora mismo representamos el orgullo de Oviedo”, dice con humor este delantero, de 25 años, nacido en La Caridad (El Franco) y ya con una larga trayectoria a sus espaldas. Formado en las canteras de La Caridad y el Tapia, Manolo pasó después por los cadetes del Astur y el Avilés, por los juveniles de La Caridad, el Andés y finalmente el Llano 2000, donde jugó en División de Honor. Ya como sénior, ha militado en el Andés, Covadonga, Universidad y ahora cumple su segunda temporada en el Vallobín.

Para Manolo, como para casi todo el mundo, son tiempos “raros”. En su caso, como futbolista, lo vive en detalles como no poder usar los vestuarios, haber estado parado tres semanas y muchas otras cosas: “Nos tenemos que cambiar fuera del campo y es algo difícil hasta que nos acostumbremos, también en los entrenamiento, cuando hace frío o llueve, no poder ducharte es algo raro y bastante incómodo”.

Aún así, el fútbol supone un desahogo para él, que trabaja en una tienda de ropa y que ahora está en un ERTE al estar los comercios cerrados en Asturias: “Trabajo en una tienda que vende ropa deportiva, está todo el mundo acojonado al ver lo que está pasando”, dice. En cuanto al fútbol, además de una vía de escape, le permite tener cierta tranquilidad: “Lo bueno es que como todas las semanas nos hacen test de antígenos parece que estamos más controlados y eso da algo más de tranquilidad a la hora de ver a la familia y todo eso”, explica. Y luego está lo de la vía de escape, que también lo es. “Te sirve para salir de casa un poco, sino la única opción es ir a sacar al perro”, comenta con buen humor el goleador del Vallobín.

El fútbol sin público es diferente, pero no ni mucho menos es a los que más le ha costado acostumbrarse: “Como en la grada hay compañeros hay algo de ruido y, además, cuando entras al campo no miras mucho para fuera”. Y, mientras las cosas no vuelvan a su estado normal, los comercios sigan cerrados, si el fútbol sigue en Tercera, Manolo podrá al menos luchar por la permanencia del Vallobín y, junto a sus compañeros, dejar en el mejor lugar a su posible el nombre de Oviedo.

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