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Diversión en Las Mestas al margen de los caballos

Las instalaciones ofrecen numerosas alternativas para el disfrute de toda la familia, como terrazas hosteleras, comercios y actividades para niños: «Le dan mucha vida»

Salma Sofía y Pelayo Elías cepillan un poni. | Ángel González

"Lo bueno del Hípico es que todo el mundo disfruta, es más que caballos". Eso cree Marina Vega, una de los millares de espectadores que celebran el regreso del certamen a Las Mestas, con sus habituales terrazas, comercios y zona de juegos para los más pequeños. El Hípico se consolida como un plan para todos los públicos y con distintos planes de ocio más allá de los saltos y las apuestas. Los establecimientos hosteleros, comerciales y las actividades para niños como el paseo en poni o los hinchables contribuyen en gran medida al éxito que supone el evento todas sus ediciones, más aún tras dos veranos de ausencia.

"Creo que los bares le dan más vida, te encuentras con muchos conocidos, los descansos serían un aburrimiento si no se pudiera tomar algo", señala Vega, una gijonesa que acude a la cita "todos los años, por lo menos dos días". Aunque no lo hace con niños pequeños, cree que las zonas y actividades habilitadas para ellos dentro del recinto "dan mucho juego a las familias". Juan José Suárez y Vanesa Díaz sí acuden con su hijo, Pelayo Suárez, que se divierte en los hinchables tras la zona de palcos. "Es fabuloso que propongan estos planes para los críos, creo que ellos son los que más disfrutan, además es gratuito", celebra Juan José Suárez, que reconoce que el emplazamiento de las terrazas hosteleras junto a la zona infantil es una gran idea para pasar el rato mientras los pequeños se divierten. Suárez destaca que, aunque el tiempo no esté acompañando, "está lleno de gente, hay mucho ambiente". Además de los hinchables, situados a ambos lados de la pista, tras los palcos y tras la tribuna, la organización propone un espacio donde los pequeños pueden disfrutar junto a los animales, cepillando a los ponis y paseando sobre ellos. José Enrique González, que acude con sus hijos Salma Sofía y Pelayo Elías, cree que "la propuesta es fantástica". Mientras los pequeños se divierten cepillando a uno de los ponis, González, al otro lado de la valla, elogia la actividad: "Es una forma de mantener a los niños entretenidos, se les ve contentos y disfrutando con los animales". En su caso, es la primera vez que acuden al concurso de Las Mestas, ya que se han mudado recientemente a Asturias, y González afirma que "es un plan fantástico para pasar el día en familia". Ismael Sánchez y Ane Querejete, monitores en una de las zonas de hinchables, creen que el espacio para los niños ayuda al crecimiento del Hípico como evento: "Es un atractivo más para la ciudad, así que es importante que cada vez tenga más público".

En las cafeterías la actividad también es frenética, especialmente en los descansos, cuando la gente aprovecha para tomar un café o un refresco. "En los parones notamos que se nos acumulan los clientes, hay muchísima gente", dice Celia Alcázar, empleada de una de las terrazas del recinto. Alcázar cree que los bares son "imprescindibles" para que el público tenga una buena experiencia y amenice las largas jornadas de competición. Ainara Espiñeira, tras otra de las barras, cree que "hay muy buen ambiente, la gente disfruta también tomando algo y pasando el rato, además de las apuestas".

Las Mestas cuenta, además, con algunas tiendas junto a la entrada, en las que también se deja notar la gran afluencia de gente y cuyos propietarios celebran el esperado regreso tras la pandemia. "A pesar de la lluvia hay mucho ambiente, estamos vendiendo tanto como en otras ediciones, y de cara al fin de semana esperamos aún más público", comenta Vicente Salatti en uno de los puestos del recinto, siendo ya la quinta vez que participa en la cita como comerciante. Por su parte, Edouard Cerrito es el encargado de la tienda de monturas "Meyer Selles", que se expone también en el Hípico. Aunque en su caso no venden al público, aceptan pedidos y colaboran con los jinetes del concurso, siendo su puesto uno de los más llamativos y fotografiados del recinto. "La gente se interesa por nuestras monturas, se sacan fotos, las tocan y les explicamos nuestra forma de trabajar, algunos llegan a probar nuestros productos en el Chas", explica Cerrito.

El Hípico se consolida como un evento de ocio que trasciende la competición, con espacios para el disfrute de cualquier grupo de edad y un ambiente inmejorable en su regreso. Las Mestas se convierte estos días en un punto de encuentro y diversión.

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