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La fuerza femenina del derbi: las historias de las trabajadoras del Oviedo y del Sporting

La fuerza femenina del derbi: las historias de las trabajadoras del Oviedo y del Sporting Miki López / Pablo Solares

Las empleadas del Oviedo quieren que el equipo "esté orgulloso"

Las mujeres tienen desde hace tiempo un protagonismo destacado en los clubes de fútbol, ocupando cada vez puestos de mayor relevancia dentro del organigrama de las entidades. Un ejemplo de ello es el caso del Oviedo, en el que la presencia femenina tiene un gran peso en áreas fundamentales de la estructura organizativa del club. Una amplia representación de estas mujeres de corazón azul participa en un encuentro con LA NUEVA ESPAÑA con motivo del derbi que se disputará mañana en el Tartiere ante el Sporting.

Victoria Rubiera, Vicky, es la más veterana de todas. Entró en el club en el año 1988, después del último ascenso a Primera División, pero su vinculación se remonta a unos cuantos años antes. Vicky es hija de Celestino Rubiera, el utillero que dedicó toda su vida profesional al Oviedo, fallecido hace dos años y que fue empleado del club desde 1954 hasta su jubilación. Recuerda que desde los 18 años “ayudaba a mi padre a vender las entradas en las taquillas del Carlos Tartiere para sacar la paga semanal”. Unos años después, en 1988, entró en las oficinas del club para ocuparse de todo lo relacionado con la administración de un club de la que ahora es encargada.

Vicky vivió la mejor etapa del club con los 13 años en Primera División, pero también la peor etapa, con el descenso administrativo a Tercera División en 2003, que trajo consigo una regulación de empleo y el despido de algunos de sus compañeros. Por eso, prefiere centrase en el presente, recordando la importancia que tuvo la entrada del Grupo Carso en el club: “Su respaldo fue muy importante para conseguir la tranquilidad económica que tiene ahora el club. Se nota en todos los aspectos y no sé hasta dónde habríamos llegado sin él”. Destaca que en los 33 años que lleva en el club, los “cambios han sido profundos, sobre todo en la manera de trabajar, pero siempre para mejor”.

Laura González-Manjoya es la responsable del Departamento de Comunicación del club azul, cargo en el que lleva desde el 2014, el primer año de gestión completa del Grupo Carso y el del ascenso a la Liga de Fútbol Profesional. Tras ocho años en la cadena Ser recaló en el club azul. Reconoce que el cambio “me costó un poco porque la radio para mí fue siempre magia, pero toda esa experiencia me sirvió para tener otra visión ahora que estoy dentro del club”.

González-Manjoya tiene claro que lo más complicado de su trabajo es “acertar en las decisiones. Siempre intentas aplicar el mejor de los criterios y ser justo con todo el mundo, pero lo más difícil es acertar y no siempre lo consigues”. En ese sentido, destaca que sus criterios son claros y con una prioridad: “Ser fiel a los valores del club. Representamos a una entidad y a una propiedad y tenemos que encontrar un equilibrio entre los intereses del club y los derechos y el trabajo de los medios de comunicación”. La dircom azul reconoce que en su puesto se producen en ocasiones situaciones complicadas a la hora de comunicar una noticia, pero señala que en esas situaciones lo fundamental es “tener empatía para saber gestionarlas y conseguir que el mensaje que queremos transmitir llegue a la afición y se valore el esfuerzo y la identificación con el club”. El derbi de mañana trae consigo una ración doble de trabajo, pero lo asume con “normalidad” y a la hora de dar un resultado deja claro que se conforma con que “los aficionados se sientan orgullosos de su equipo”.

Norma García es asistente de Dirección y responsable de Recursos Humanos. Lleva en el club dos años después de pasar antes trece años en la multinacional Suzuki y dos en GAM. Su labor consiste “en todo lo relacionado con el personal y los contratos de trabajo, asistencia al director deportivo, a la cantera, implantación de nuevos proyectos…”. Es su primera experiencia en un club de fútbol, y reconoce que “la mayoría de los aficionados tienen sólo la visión del equipo, pero detrás existe un club con un gran volumen de trabajo. Somos una estructura, con un equipo multidisciplinar y polivalente en el que todas las personas realizan actividades muy variadas”. García asegura que se decantó por la oferta del Oviedo “porque me atrajo un proyecto muy ambicioso y diferente. Estamos implantando nuevos proyectos de recursos Humanos, de trabajo en equipo, para ser más productivos y progresar hacia la mejora y la excelencia”.

Patricia Olalla es la responsable, junto con Javier Díaz, del Protocolo del club y está a cargo de un grupo de personal que se encarga de la parte no deportiva de los partidos. Olalla, que lleva desempeñando su labor en el Oviedo desde finales de los 90, en varias etapas, la última de ellas desde hace ocho años, asegura que “nos han tocado etapas muy diferentes en el club y nos hemos ido adaptando a todas ellas. En los últimos años el cambio experimentado por el club ha sido muy grande y nosotros tratamos de aportar nuestro trabajo para que el club sea profesional en todos los aspectos”.

Diana Rodríguez y Noelia Fernández son empleadas de la tienda del club en la calle Caveda. Ambas destacan el “auge espectacular que han tenido los artículos del club. Cada vez hay más productos porque los aficionados y los socios lo demandan”. A la hora de señalar el artículo más vendido no tienen dudas: “La camiseta del primer equipo, aunque esta semana se están vendiendo muchas bufandas”. La tienda realiza también envíos internacionales y destacan en especial dos países. “Inglaterra y México, por encima del resto”, dicen. Mañana las dos estarán en el campo “en primera línea y animando al Oviedo, orgullosas de todo lo que hemos avanzado como club en todos los aspectos”.

“Ya nos toca ganar”, afirman las trabajadoras del Sporting

Patricia Mencía lleva dos años en la lavandería de Mareo y espera disfrutar por primera vez el triunfo en un derbi desde dentro. Ana Díez, encargada del Tour de El Molinón, vive el duelo regional a diario; reside en Oviedo. La suegra de Noe Escandón, responsable del material deportivo, es carbayona y este sábado toda la familia cenará con ella después de ir al Tartiere. El sobrino de Bea Manchón, nutricionista del Sporting, es Riki, futbolista azul cedido al Burgos. Y a Bego Noriega, cocinera rojiblanca desde hace 22 años, lo único que le preocupa es que hoy el arroz con calamares salga sabroso -es uno de los platos favoritos de la plantilla- para que mañana “demuestren que somos mejores”. 

Ellas también juegan el partido de Asturias. El Molinón es el escenario en el que LA NUEVA ESPAÑA reúne cinco historias diferentes que muestran lo grande y profundo de un derbi. Lo hace a través de cinco trabajadoras del Sporting convencidas de lo que sucederá: “Esta vez nos toca ganar”. El contundente deseo viene acompañado de nervios, bromas y alguna pullita al eterno rival. “El trabajo sigue siendo el mismo, pero el ambiente cambia”, coinciden todas sobre qué supone en su rutina la semana de derbi.

“No se habla de otra cosa. Desde cuando voy a tomar el café en General Elorza, hasta el vecino de puerta me dice que estamos fuertes, pero como siempre nos ganan…”, apunta Ana. “En la familia ya empieza la piquilla”, confirma Noe. “Cuando llega el partido del Oviedo se nota en los futbolistas que hay muchas ganas de ganar”, asegura Patricia. “Estos días los jugadores están más atentos a todo, más demandantes. Motiva. También le digo que la tensión no sólo se vive esta semana, se mantendrá en la siguiente, independientemente del resultado. Por la calle me piden que les dé cachopos, para ver si así salen al Tartiere más fuertes”, completa Bea Manchón, entre risas.

“¡Ay mis niños de Mareo!”, salta Bego, que forma una curiosa pareja con Bea Manchón. La cuatro veces olímpica en piragüismo marca la dieta rojiblanca y es la imagen de la disciplina. Bego, en cambio, pone los mimos. Se complementan. “Todos en general son muy buenos conmigo, ¡eh!, pero Pablo Pérez, Pedro Díaz y Guille… Comen de todo y además son muy agradecidos. Todo es bueno pa` ellos”, comenta. “Tienes que prepararles una tarta de queso de las tuyas si ganan”, desliza Noe. Bea Manchón abre grande los ojos. “Venga, Bea…”, le pide Bego en un intento de ablandarla mientras le pasa el brazo por encima del hombro. La conversación continúa.

“Mi hijo quiere ir al Tartiere con la camiseta… Si la lleva, que sea guardadina. No quiero líos”, comenta Ana. “Los míos lo mismo”, dice Noe, madre de tres hijos. “Yo voy a verlo en casa, tranquilina. Como vamos a ganar…”, replica Bego. En casa también lo verá Bea Manchón, con sus dos niñas vestidas de rojiblanco. “Hay que desearle a los futbolistas mucha suerte y que vayan a por todas”, subraya Patricia.

“Y luego, bizcocho para la recuperación ¿no Bea? Ye sano y sale buenísimo”, recuerda la cocinera. Manchón desvela uno de los secretos del vestuario. Lo hace a medias, porque no detalla la receta completa. “Tras los partidos cada futbolista tiene un bizcocho que hemos elaborado con harina integral de espelta, el contenido de Omega 3 lo introducimos con nueces y otros frutos secos, y le metemos proteína”, detalla. Ahí se queda. “¡No se lo voy a contar todo!”, replica con una sonrisa. “Y la tartina, ¿qué? Un día de la semana que viene, Bea, prubinos”, insiste Bego. “Ya veremos”, le contesta Manchón. No se compromete, pero la victoria en el derbi puede tener valor añadido: tres puntos y una tarta de queso de Bego. “Eso ye mucho”, concluyen todas con Bea Manchón a punto de claudicar a la petición general.

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