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Pablo González

En territorio comanche

Pablo González

La opinión tras el Mallorca-Sporting: El destino le guiña un ojo a los rojiblancos

La tarde pudo ser aún mejor para los de Gallego, que empiezan a creérselo

Pudo ser mejor, pero lo que no se puede decir es que el Sporting sea un equipo que defraude. Lo ha demostrado en Mallorca, donde por momentos se vio con los tres puntos. La endémica falta de pegada de los rojiblancos volvió a aparecer. Aunque mejor fallar, que ni pisar el área contraria, como llevaba sucediendo en las últimas temporadas. Si algo hay que aplaudir del Sporting de Gallego es que el técnico está cumpliendo su palabra, algo que últimamente no sucedía por estos parajes.

El entrenador catalán se comprometió a crear un equipo valiente, que no se escondiera atrás y lo ha logrado. Y sin vender más humo del necesario, que en estos tiempos que corren es todo un mérito. Para muestra el partido en Son Moix. Presión alta, cabeza arriba y hasta que aguante la gasolina. La máxima que ha hecho suya el equipo rojiblanco le está dando para aguantar entre los mejores a pesar de tener una plantilla cogida con alfileres por eso del número de las fichas profesionales.

El Mallorca sufrió lo complicado que es meterle mano a este equipo sustentado en los que ya estaban (Djuka), el talento de Mareo (Manu, Pedro…) y la quinta de La Asunción. Sí, la tarde se pudo dar mejor en la casa de un candidato al liderato, pero a estas alturas de temporada lo que vale es puntuar y que los gijoneses sigan enganchados en una zona alta en la que se han colado sin invitación. Suele pasar que son los objetivos los que eligen a los equipos y no al revés. Y el objetivo del Sporting de la quinta de cole, su destino, ya le ha guiñado un ojo. Queda por saber si al guiño le seguirá baile “agarrao”, noche triunfal y un final con boda de película.    

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