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Alberto Menéndez

En continua progresión

El Oviedo Baloncesto comenzó la temporada lleno de dudas debido a las serias dificultades financieras que tuvo para confeccionar la plantilla, un conjunto finalmente muy joven y, por lo tanto, sumamente inexperto para una Liga tan competitiva y exigente como la LEB Oro. Pero lo cierto es que desde el primer partido el Liberbank se mostró como un equipo competitivo y, sobre todo, con mimbres suficiente para poder afrontar la temporada con ciertas garantías de éxito. Y con una gran capacidad de sufrimiento y muchas ganas de aprender y de superar los errores propios de la bisoñez.

La progresión del Oviedo Baloncesto ha sido continua en esta primera fase de la competición. Y si lo ha hecho ha sido gracias, fundamentalmente, a su entrenador, Natxo Lezkano, que ha sabido ir limando defectos y acoplando debidamente a todos los integrantes del equipo, dándoles a todos y cada uno de ellos confianza, con más o menos minutos, por supuesto (porque en eso se basa la labor de un técnico, en aprovechar adecuadamente las características de cada jugador), pero sin dejar de lado a ninguno.

Hace ya varias jornadas que el Liberbank sabe que está salvado, que no descenderá de categoría. Desde entonces el equipo está más tranquilo y disfruta intensamente de los partidos. Y se nota. Incluso ayer, cuando comenzaba realmente para los azules la segunda fase de la Liga, la de los clubes que están en disposición de luchar por el ascenso, los oviedistas se divirtieron sobre el parqué de Pumarín. Gozaron ellos y deleitaron a los aficionados que tuvieron la suerte de vivir la victoria ante el Leyma Coruña, un conjunto muy potente en lo económico y también en lo técnico y lo físico. Un equipo que, a diferencia del Oviedo, sí que fue hecho con el claro objetivo de subir a la ACB.

A los gallegos les sucedió más o menos lo mismo que a los carbayones en su visita a La Coruña. Con matices, claro. Los oviedistas tenían ganado el partido de la primera vuelta cuando faltaba un minuto para la conclusión y lo perdieron, mientras que el Leyma llevaba una cómoda victoria por 14 puntos en el descanso y acabó claramente derrotado tras la reanudación.

Los dos primeros cuartos del Liberbank fueron para olvidar. No defendieron adecuadamente, pero sobre todo es que se mostraron negados de cara al aro contrario. Tal como había discurrido el primer tiempo no cabía otra posibilidad en el segundo que la mejora en el juego de los de Lezkano. Y así fue, ¡pero de qué manera! El equipo de la capital del Principado mostró una gran confianza en sí mismo desde el primer minuto del tercer cuarto, un espectacular parcial en el que lograron empatar la contienda. Por supuesto que a ello ayudó el “efecto Pumarín”, un pabellón que siempre lleva en volandas a su equipo.

Una vez más el principal artífice de esta remontada fue el pequeño base norteamericano Micah Speight, que acribilló a triples a los coruñeses, acertando cuatro de los seis que intentó y acabando el encuentro con 22 puntos, siete asistencias (algunas espectaculares) y tres rebotes. Pero en el capítulo de destacados hay que resaltar una vez más al gran veterano, al pívot Oliver Arteaga, el jugador que más tiempo estuvo en cancha de entre los dos equipos (30 minutos). Y que consiguió 14 puntos y se hizo nada más y nada menos que con 12 rebotes. ¡Partidazo el de los dos! Como también el del irregular Elijah Brown, que ayer sí, ayer de nuevo se mostró como un jugador desequilibrante, el papel que se espera de él a partir de ahora, en el periodo clave que se avecina, con el objetivo de que el Oviedo acabe jugando los play-off de ascenso.

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