Opinión

En propia puerta

La mala escenificación del Sporting en la última semana: derrotas en Burgos y en el Mundial 2030

Estamos de bajón del bajón. Del deportivo y del mundialista. Un bajonazo, vamos. Porque ambos tienen similitudes: generan ilusión, tienen buena apariencia y estimulan el triunfo, pero acaban sucumbiendo en brazos de la incertidumbre por errores propios. En Burgos, el planteamiento de Ramírez con la vuelta a tres centrales y el estreno del "pistolero" Mario González de titular me resultó estimulante. Al igual que si te presentan un proyecto para ser sede del Mundial 2030 con un Molinón nuevo y múltiples beneficios para Gijón y Asturias. ¿Quién va a decir que no?

Cuando comenzó a rodar el balón en El Plantío, se comprobó sin demora que algo no iba bien. El campo se inclinaba peligrosamente en contra. Los jugadores no acababan de asimilar el sistema, había desajustes en defensa y el centro del campo no encontraba a los delanteros que estaban tan perdidos como Tarzán en Ikea. El planteamiento parecía correcto, pero fallaba su desarrollo. Como cuando presentas un proyecto mundialista con nuevo estadio, firmas de protocolos de buenas intenciones y además lo trufas de reuniones, encuentros y presentaciones multicolores, todo muy bonito hasta que percibes la ausencia de lo fundamental: ¿y esto cómo se va a pagar?

El Sporting no evolucionaba satisfactoriamente en Burgos. Tenía serios problemas para sacar el balón jugado desde la defensa, en el centro del campo la pelota duraba menos en las botas de los rojiblancos que a Pedro Sánchez una alegría y las ya escasas (es un eufemismo) ocasiones de los delanteros tenían el mismo olor a fracaso que el resto de la temporada. Y cuando la pelota no rueda a favor comienza a generarse un pesado desasosiego. El mismo que surge cuando lo importante y trascendental del proyecto de la sede del Mundial no se muestra con claridad. ¿Y les perres, quién les va a poner? Sin dinero, lo demás son meros papeles con el simple valor de los buenos propósitos. Cuando uno va al banco a pedir, suelen devolverle la solicitud de volea: ¿y usted cuánto tiene, cuál es su plan de financiación? Nada resuelve ni siquiera ayuda el acertijo de Irarragorri: "Si hay sede, hay financiación; si hay financiación, hay sede".

Los cambios de jugadores, las modificaciones de sistema, los impetuosos arreones aislados no fueron suficientes para evitar la derrota en Burgos, en uno de los peores partidos del Sporting, cuya consecuencia fue salir de los puestos de promoción, aunque a un solo punto de volver a alcanzarlos. No fue la mejor escenificación del equipo en el campo, ni del club en los despachos. Se pone como ejemplo la sede de Zaragoza, pero allí ya había un acuerdo de financiación a tres bandas entre club, gobierno autonómico y ayuntamiento. Aquí, sería lo deseable, aunque resulta difícil cuando se desconoce el coste real y el Sporting no muestra las cartas de su propia aportación económica ni cuánto deberían aportar las otras dos administraciones publicas implicadas.

El club comenzó por los papeles el proyecto de la sede del Mundial 2030, cuando debió ir por delante con el dinero para evitar dudas y especulaciones. Sin perres, queda el humo. De favoritos a perdedores. Fue el pecado original que llevó una ilusión al desencanto por el camino de la incertidumbre. El Sporting sale derrotado por goles en propia puerta. A ver si hay prórroga, al menos para intentar subir a Primera, en el estadio más antiguo de España, apodado el Templo, que bien se merece, al menos, una reforma.

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