Los hijos predilectos | Ángeles Flórez Peón "Maricuela" | La última miliciana socialista viva

De la ilusión de Ángeles Flórez Peón a las penalidades de Maricuela

"Sin memoria no somos nada", es el lema de una luchadora centenaria que no pasa un solo día sin recordar a todas las mujeres que fueron torturadas, asesinadas sin juicio y borradas de la historia

Ángeles Flórez Peón, "Maricuela",

Ángeles Flórez Peón, "Maricuela",

Luisa Carcedo

Luisa Carcedo

En estos tiempos en que resurgen ideologías reaccionarias, y la llamada rebelión de los ricos, conviene recordar el verdadero significado de algunas palabras tan pervertidas. La vida de Maricuela lo muestra. Caso de la libertad y de la justicia social. Libertad entendida como el libre ejercicio de derechos individuales y colectivos. Justicia social que asegure la igualdad de condiciones y oportunidades frente a desigualdad por la acumulación de riqueza en unos pocos y la miseria de los más.

Defender esos valores le costó a la generación de Ángeles todo tipo de penalidades: cárcel, exilio, persecuciones y hasta la muerte. A pesar de todo, nunca renunciaron a defender la democracia y durante la dictadura franquista, a recuperarla.

Uno de los ejemplos que ella recuerda con más emoción es el de Quintín, una relación de juventud que la guerra hizo imposible. Ángeles supo que le habían fusilado en 1937, pero no fue hasta el año 2013 cuando conoció la carta de despedida que Quintín envió a su madre: "¡No llores por mí, que yo a la muerte la supe mirar cara a cara, y procura, madre mía, inculcar a todos tus hijos las ideas democráticas que son el verdadero camino y por las que doy la vida! Pienso tanto en aquella novia mía (Ángeles). Quisiera (…) que al no poder decir “hijo mío”, le digas a ella “hija mía".

El reconocimiento como Hija Predilecta no solo alcanza una historia personal, que también. Ángeles simboliza a esa generación de hombres y, especialmente mujeres, que apostaron todo por una sociedad más libre, justa y democrática. Sobre las mujeres recayó el castigo colectivo de cárcel simbólica reduciéndolas al rol de fiel esposa y prolífica madre, despojada de toda aspiración por la igualdad.

La alegría que relata por la proclamación de la República supuso su despertar político y la llama de un compromiso que mantiene inamovible durante toda la vida. La ilusión que suponía una sociedad más libre y justa aparecía como un luminoso futuro, en el que su madre atisbaba nubarrones amenazadores que no tardaron en aparecer: el asesinato de su hermano Antonio en los fusilamientos de los mártires de Carbayín, tras el fracaso de la Revolución del 34. Y dos años después vendría el Golpe de Estado, la Guerra y 40 años de Dictadura.

Ángeles se afilió a las Juventudes Socialistas como algo natural, consecuencia de la ideología de sus padres y favorecido por el clima de ilusión y esperanza creado por la proclamación de la Segunda República y más tarde por la victoria democrática del Frente Popular. Fue un despertar al compromiso militante con la política y la cultura.

Su anhelo de libertad, su devoción por la igualdad y su querencia por la condición humana fueron el sustento frente a las penalidades, humillaciones y sacrificios que le esperaban

Precisamente la actividad cultural marca el punto de inflexión en sus memorias. "Arriba los pobres del mundo", la obra de teatro en la que participaba encarnando el personaje de Maricuela, acabará bruscamente con su corta juventud pues no fue representada por el golpe militar del 18 de julio de 1936. Pero el personaje la acompañará toda su vida, en una especie de transmutación simbólica de la que surgirá la mujer obligada a madurar a golpe de represalias injustas y penalidades de todo tipo. Su anhelo de libertad, su devoción por la igualdad y su querencia por la condición humana fueron el sustento frente a las penalidades, humillaciones y sacrificios que le esperaban tras la cancelación de la obra de teatro.

Sorprende la serenidad que destila su relato del paso por la cárcel de Oviedo y la pantomima de juicio. No olvidará jamás las mujeres que fueron "sacadas" a paseo y fusiladas cada noche sin más delito que defender la democracia, la igualdad y la libertad. El paso por el Penal de Saturrarán es otra muestra de la ignominia sufrida por muchas mujeres valientes que decidieron romper las ataduras del patriarcado que las confinaba a un rol subsidiario y a pelear por sus derechos.

Merece la pena conocer la vida en el penal regentado por monjas y los castigos que sufrían las presas más allá del hambre, enfermedades y condiciones inhumanas. Ángeles fue castigada al sótano por no delatar a otra compañera y allí se encontró con Concha, castigada indefinidamente por escribir poesía. Sin esperanza de salir con vida, le entregó una nota de despedida de su familia, escrita con un imperdible del pelo y la escondió en el dobladillo de la falda. En ese mismo penal otras mujeres vivieron la supuesta muerte y desaparición de sus niños.

Cuando es liberada regresa a El Entrego y allí conoce a Graciano Rozada, que será su marido, compañero y el padre de su hijos María Ángeles y José Antonio. Pero Chano deberá huir a Francia por la amenaza de una inminente detención. Poco tiempo después, Ángeles está en peligro e inicia un viaje al exilio con su niña pequeña y en condiciones de enorme riesgo. Consigue pasar a San Juan de la Luz en un pequeño barco de pesca y por fin se reúne con Chano y establece su vida en Francia hasta regresar a Gijón tras la muerte de su marido.

Con su espíritu indomable y su firme determinación, decide a los 83 años residir en Gijón, sola, y militando en el PSOE y en la UGT. 53 años después, descubre el triste final de Quintín, su novio de juventud, cuya carta de despedida se cita más arriba.

Ninguna causa justa le es indiferente y nunca la edad fue límite ni excusa: con 90 años viaja a Madrid a desfilar en el Orgullo por los derechos LGTBI, en el Tren de la Libertad por el derecho al aborto, o en defensa de las pensiones. En cada campaña electoral, acto o manifestación por los avances políticos o sociales, allí encontraremos a Maricuela hasta que el cuerpo aguante. Y ya van 104 años.

Guerra, cárcel, penal, exilio, no pudieron con la fortaleza de una mujer menuda de apariencia frágil pero que atesora convicciones irreductibles, un enorme amor por la condición humana y sus derechos, y pasión por la libertad y la justicia social. Una asturiana reconocible y reconocida. Enhorabuena, Ángeles.

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