Las medallas de la región | LAURA GONZÁLEZ | Expresidenta de la Junta General del Principado, exconsejera y exdiputada en el Parlamento Europeo

Nuestra medalla

Homenaje a una luchadora infatigable que llevó su compromiso social a la política asturiana, que se desvive por su familia, y enamorada del cine y de los baños en la playa de Salinas

LAURA GONZALEZ

LAURA GONZALEZ

Noemí Martín

Noemí Martín

Tengo que reconocer que cuando me llamaron para encargarme este artículo, inicialmente me generó dudas en relación a la idoneidad por mi implicación familiar y emocional, a lo difícil que me resultaría lo mucho que quiero contar y lo complicado que resulta resumirlo y también al pudor que me producía, siendo consciente de que iba a ser un escrito lleno de alabanzas ya que aunque ella, como cualquier persona, tiene defectos y virtudes, estas últimas son tantas y tan guapas que diluyen sus defectos hasta hacerlos casi desaparecer.

Dicho esto, en el fondo agradezco el encargo porque me da la oportunidad de hacer un pequeño repaso a una vida intensa, la de mi madre, Laura González, para compartir, con quien tenga a bien leer este artículo sus lecciones de vida, sus pasiones. Todas ellas marcan su trayectoria vital e indudablemente impregnan su forma de actuar en la vida pública.

La más importante es sin duda su familia, lo vivido desde muy pequeña. Es la mayor de cinco hermanos y como siempre le gusta recordar es la mezcla de un padre anarquista, muy optimista y una madre todo terreno, muy realista. Nace en el barrio de San Sebastián en Avilés (debajo de lo que hoy es Arcelor Mittal) y crece en un ambiente de una familia trabajadora que en aquel momento regentaba una tienda-chigre y en la que empezó, siendo muy joven, a colaborar en el trabajo, a la vez que estudiaba el bachillerato. Ahí es donde conoce a muchos de los trabajadores inmigrantes, andaluces, extremeños, que llegan a Avilés a construir lo que sería Ensidesa y comprueba de primera mano lo que es la pobreza, las penosas condiciones laborales y la muerte de muchos de ellos en las campanas (los cimientos de Ensidesa en terrenos pantanosos e inundables).

Su familia tanto materna como paterna es especial, diversa, diferente, pero si tuviese que destacar a alguien que para ella supuso un ejemplo de vida y a la que adoraba es su abuela materna, Mercedes, mujer trabajadora, independiente, feminista sin saberlo y luchadora hasta el final de su vida. Mercedes se queda viuda en el año 1937, cuando desaparece su marido, Ángel, en la quinta de Pedregal en Avilés, lugar de tortura y asesinatos del régimen franquista. Era socialista y durante la clandestinidad se acerca al Partido Comunista, apoyando a los presos políticos y comprometiéndose con las gentes que, de forma generosa y altruista, se dejaron en muchos casos su vida o lo mejor de ella para lograr que nuestro país recuperase la democracia.

Todo ello indudablemente marca lo que será el compromiso social y político que mi madre desarrollaría años después.

Su familia, sus hermanos, sus hijas y sus nietos son su mayor pasión y desde el fallecimiento, hace años, primero de su padre y después de su madre, se convirtió en el referente familiar. Nos cuida y la cuidamos, busca siempre el encuentro si surgen tensiones familiares, logra juntarnos en torno a una mesa no exenta de debates y polémicas en torno a la vida y la política. La RAE define matriarca como "mujer que por su experiencia o sabiduría es respetada por un grupo familiar o una comunidad en los cuales goza de autoridad". Ella es nuestra matriarca.

Adoraba a su abuela materna, Mercedes, mujer trabajadora, independiente, feminista sin saberlo y luchadora hasta el final de su vida

Si su familia es su mayor pasión, sus amigos de juventud, de avatares políticos y sociales continúan siendo para ella algo muy especial. Mantiene relación con una parte muy importante de ellos. Siguen celebrando cumpleaños juntos, quedando para verse y hablar de la vida. Muchos de ellos la acompañarán el Día de Asturias en el acto de entrega de la Medalla.

Siempre nos enseñó a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, ella lo hace constantemente, cuando va al cine, al teatro, lee, va a un concierto o se baña en la playa de Salinas, todas esas cosas que hacen la vida agradable. Cualquier día la harán socia de honor del último cine que queda cerca de Avilés, Odeón Multicines, al que acude prácticamente todas las semanas a la vez que insiste en la necesidad de seguir acudiendo a las salas para que no se cierren las pocas que quedan. O el teatro en su querido Palacio Valdés, por el que tanto peleó siendo concejal en el Aytamiento desde una plataforma ciudadana que logró su recuperación. O como devoradora de periódicos, ya que lee mínimo dos al día. Y cuando le queda tiempo, empieza algunos de esos libros que a montones tiene pendientes. O el mar, ese mar que le da la vida, en el que se baña pase lo que pase durante muchos meses del año, donde comparte con sus compañeros de baño, otra de sus pasiones.

En estos tiempos que corren, donde el populismo y la antipolítica se abren paso de forma tan espeluznante, la reivindicación de la política con mayúsculas es otra de sus obsesiones. La política es una actividad imprescindible y noble cuando se desarrolla desde la honestidad, la generosidad, la coherencia y la defensa de los intereses de la mayoría social. Ella siempre lo defendió y practicó allí donde ejerció su labor política o social y continua haciéndolo hoy en día. Es otra de sus grandes lecciones de vida; para ella y para quienes aprendimos de ella.

El pasado mes de mayo el Consejo de Gobierno acordó concederle la Medalla de Asturias en reconocimiento a su contribución a la promoción del Principado de Asturias con su proyección política e institucional y su impulso al reconocimiento de derechos para incrementar los niveles de igualdad social.

A este reconocimiento institucional, tan importante para nosotros, quiero sumarle y me atrevo a hacerlo en nombre de mi familia y de sus amigos y amigas, nuestra particular medalla a su forma de ser, a su forma de querer, a su generosidad, a sus pasiones... Todo ello no solo marca su trayectoria personal sino que también influye de forma determinante en su quehacer en la vida pública, que hace de ella una persona tan especial.

Ojalá que como en la aldea gala de Axtérix y Obélix, en nuestra querida aldea astur existiese una pócima mágica con esa fuerza sobrenatural para inmortalizarla, a ella y a tantas madres imprescindibles. Sería un lujo poder seguir disfrutando de ella y con ella eternamente.

Quiero finalizar agradeciendo al Gobierno del Principado la concesión de esta medalla de la que tan orgullosas nos sentimos y aprovecho para felicitar a todas y todos los premiados que comparten con ella este galardón en el Día de Asturias.

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