Oviedo, Javier CUARTAS

Las crisis bancarias y las irregularidades financieras habidas en España se saldaron con muy pocos procesamientos y con apenas algunos encarcelamientos.

El coste de las crisis bancarias españolas entre 1977 y 1985 (sin contar, por tanto, el «caso Banesto», que es de 1993), y que afectó 56 de las 110 entidades existentes en España en 1977, ascendió a 1,4 billones de pesetas de la época (más de 8.414 millones de euros) para el sector público y por encima de los 340.000 millones de pesetas (2.043 millones de euros) para el sector privado. Pese a tamaño quebranto, apenas hubo escarmientos aleccionadores. Y ello no fue, como escribió en 1992 el catedrático Pablo Martín Aceña, porque el Banco de España «no remitiese los expedientes a los tribunales, sino porque éstos o no actuaron o lo hicieron tarde y sin grandes consecuencias».

Por ello el que fuera gobernador del Banco de España durante buena parte de aquel período aciago, el gijonés José Ramón Álvarez Rendueles, no pudo por menos que expresar su decepción, en una conferencia académica que impartió en Oviedo en los años ochenta, por la impunidad con que se saldó el derrumbe de parte del sector financiero español.

Es verdad que los encausados no han podido volver a pisar el consejo de administración de un banco, pero los banqueros encarcelados se cuentan casi con los dedos: Ramón Rato, José María Ruiz-Mateos, Mario Conde, Javier de la Rosa (aunque éste no por la crisis de la Banca Garriga Nogués), Juan Palomeras Bigas (aunque tampoco fue por la quiebra del Banco de Navarra) y varios administradores y ex directivos del Banco de Descuento y del Banco de Valladolid.