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LA COLUMNA DEL LECTOR

La pared con cámara y el despilfarro energético

Resulta desalentador comprobar cómo la caída del consumo energético que se produjo en España entre los años 2008 y 2011, pasando de 141,9 millones de toneladas equivalentes de petróleo (tep) a 129 millones, no fue consecuencia de la aplicación de una eficaz política energética por parte del Gobierno durante esos años, sino que respondió al menor consumo realizado por los ciudadanos obligados por la crisis. Sin embargo, y a pesar de esa circunstancia, España fue durante 2011 uno de los principales consumidores de energía de la Unión Europea, situación ante la que cabe preguntarse sobre cuáles han sido las razones por las que, a pesar de la importante caída del consumo energético que se ha producido, España continúa siendo uno de los principales consumidores de energía de la Unión Europea.

Con toda seguridad, una de las razones por las que nuestro país permanece incluido en el ranking de los principales consumidores de energía de la Unión Europea se produce como consecuencia de la baja calidad de los cerramientos de las fachadas de gran parte de los edificios construidos en España durante los últimos años y, principalmente, durante los años del "boom" inmobiliario.

Durante las últimas décadas, en gran parte de los edificios de uso predominantemente residencial construidos en España se ha venido adoptando como tipo de cerramiento de las fachadas la pared con cámara, que incorpora el aislamiento en su interior, solución constructiva de origen inglés (Cavity Wall = CW), en la que cuando es necesario que la cámara este ventilada debido al alto grado de exposición al efecto lluvia-viento la cámara debe estar situada entre el aislamiento y la hoja exterior del cerramiento. Sin embargo, en España esta última solución constructiva se ha adulterado, y en la mayor parte de los edificios construidos durante los últimos años en los que se ha adoptado se ha ejecutado al revés, apoyando o proyectando el aislamiento previsto en la cámara sobre la hoja exterior, dejando una cámara totalmente inútil entre el aislamiento y la hoja interior del cerramiento que, al estar ventilada, anula los efectos del aislamiento, provocando el despilfarro de energía.

Por lo tanto, en España es necesario y urgente establecer una estrategia dirigida a la renovación de numerosos edificios residenciales construidos durante los últimos años, con el fin de mejorar su aislamiento térmico para disminuir su consumo energético y, al mismo tiempo, establecer las condiciones exigibles necesarias para que los edificios de nueva construcción sean de consumo energético casi nulo, objetivo que, en cualquier caso, deberán cumplir, obligatoriamente, todos los países de la Unión Europea en 2021.

Ante esta situación, debe agradecerse al actual Gobierno de España que en el real decreto 233/2013, de 5 de abril, por el que se regula el plan estatal de fomento del alquiler de viviendas, la rehabilitación edificatoria y la regeneración y la renovación urbanas, 2013-2016, uno de los ocho programas en los que se estructura el plan, tenga como finalidad el fomento de la rehabilitación edificatoria incluyendo entre las actuaciones subvencionables las que tienen como objetivo la reducción de la demanda energética de los edificios, contemplando entre otras la mejora de su envolvente térmica, la sustitución de las carpinterías y el acristalamiento de los huecos y que, también, se establezcan como condiciones exigibles para acceder a las subvenciones que el edificio disponga del informe de evaluación (IEE) y se aporte el correspondiente proyecto técnico de la actuación a realizar.

Sólo resta señalar que, para alcanzar los objetivos que se pretenden en el real decreto, todos los agentes de la edificación que legalmente deban intervenir en este tipo de actuaciones deberán actuar con el rigor necesario para evitar el incurrir en los errores cometidos en años anteriores y lograr de esta forma mejorar la calidad de las viviendas y rebajar considerablemente nuestra factura energética.

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