Las renuncias a herencias aumentaron en España el pasado año (8,30%) y lo hicieron también en Asturias (8,87%), una de las regiones donde este tipo de situaciones ha sido más común durante la crisis. Según el Consejo General del Notariado, el número de herederos asturianos que rechazaron legados ascendió a 1.626, nuevo récord.

Las renuncias a heredar están conectadas con las dificultades económicas generales. Aceptar una herencia implica aceptar los bienes, pero también las deudas y cargas que dejó el causante, de modo que, en época de crisis, abundan los casos de rechazo. Según los expertos, es una situación particularmente frecuente cuando el fallecido tuvo negocios y se vio obligado a garantizar préstamos con su patrimonio personal.

Pero la evolución del número de renuncias está influida además, sostienen los especialistas, con la carga fiscal del impuesto de sucesiones y donaciones. Este tributo es más alto en Asturias que en la mayoría de las demás regiones cuando, por ejemplo, un familiar directo (cónyuge, hijo o padre) recibe en herencia bienes valorados en más de 150.000 euros. La tarifa también es más alta para el resto de parientes y otros herederos desde el primer euro de la herencia. Según el criterio del Principado, la mayor parte de las renuncias se producen entre esos familiares menos directos y otros allegados y tienen más que ver con las cargas de la herencia que con la presión fiscal.

El número de renuncias ha subido en todas las autonomías salvo La Rioja, incluidas las que, como Madrid, tienen un impuesto más bajo. Pero en Asturias, el problema de los herederos es más frecuente e intenso, como da entender el hecho de que concentra el 4,35% de las renuncias cuando el peso demográfico y económico de la región es inferior al 2,4% del total nacional. Ese resultado puede estar asociado también al envejecimiento y la tasa de mortalidad, la mayor de España.