George Soros, multimillonario estadounidense de origen húngaro, ha dicho estos días que un resultado en el referéndum británico a favor de la salida de Reino Unido de la UE ("Brexit") podría abrir paso a una "desintegración inevitable" del proyecto europeo. Cabe pensar que el inversor que en 1992 ganó mil millones con un ataque a la libra esterlina estará tomando posiciones para sacar partido de una votación cuyo incierto resultado ya está convulsionando los mercados financieros, así que no está de más leer con cierta prevención sus declaraciones. Pero es una evidencia, profusamente analizada dentro y fuera de las fronteras británicas, que el riesgo de "Brexit" supone una amenaza política y económica de gran calado, con repercusiones directas en España y que en el caso de Asturias inquieta a un centenar de empresas que exportan a Reino Unido, añade dificultades a las aspiraciones de impulsar el turismo internacional en la región y preocupa tanto al creciente número de asturianos que han emigrado al país para trabajar como a la pequeña colonia británica que se ha establecido en el Principado.

"El Brexit sería malo para Europa y para España, así que lo sería también para Asturias", resume Alberto González, director general de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE). ¿Qué puede pasar en la economía si el próximo día 23 de junio los británicos votan por abandonar la UE? Los ciudadanos de Reino Unido irán a las urnas tras una campaña en la que se habla mucho sobre las consecuencias negativas o positivas de dejar la Unión, pero muy poco o nada sobre el tipo de relación que existiría después entre Gran Bretaña, que representa el 17,6% del producto interior bruto (PIB) de la UE, y los miembros que permanecerían, que a su vez son el destino del 44% de las exportaciones británicas. ¿Volverían los aranceles? ¿Necesitarían visado los emigrantes? ¿Habría trabas al turismo?

Más allá de las conjeturas, no hay por ahora respuestas concretas para esas preguntas, así que medir los impactos con precisión es tarea casi imposible, aunque hay algunos problemas que se consideran altamente probables.

Los mercados. Como ha escrito Nick Greenwood, miembro de Analistas Financieros Internacionales (AFI), los efectos instantáneos de un "Brexit" se registrarían en los mercados financieros: caída de las Bolsas, incremento de las primas de riesgo de la deuda soberana de los países de la eurozona, y particularmente en los del Sur, y depreciación de la libra.

En un escenario que ya es de incertidumbre por otras razones (riesgo de burbuja especulativa en el mercado de bonos, impacto de las subidas de tipos de interés que prepara EE UU, desaceleración de China y del crecimiento global...), un aumento de los costes de financiación de los estados metería en nuevos problemas al conjunto de Europa y singularmente a los países más endeudados. Como España, cuya deuda pública ya está en el 100% del PIB y que mantiene un elevado nivel de endeudamiento privado. Un empeoramiento súbito de las condiciones financieras (repunte de los tipos de interés reales) cortaría uno de los "vientos de cola" que han empujado (liberando rentas de las familias endeudadas para el consumo y permitiendo la financiación de las empresas a costes extraordinariamente bajos) el crecimiento económico de España y también el de Asturias.

El comercio. Asturias está menos expuesta que otras regiones a los efectos que pudiera tener la salida de Reino Unido sobre los intercambios comerciales. Pese a la cercanía física, el país vecino no está entre los destinos principales de las exportaciones asturianas (Francia, Italia y Alemania), ha subrayado la FADE. No obstante, Asturias exportó en los tres últimos años a Gran Bretaña por valores que oscilaron entre los 181 y 236 millones de euros. Como media, entre 2011 y 2015 realizaron ventas allí más de un centenar de empresas al año y el número de las consideradas "exportadoras regulares" ha sido en cada ejercicio superior a las cincuenta.

Asturias vende a Reino Unido productos siderúrgicos y otros de la industria del metal, fertilizantes, cemento, pasta de papel y productos agroalmentarios, entre otros. Algunos ejemplos: la Corporación Masaveu ha entrado en estos años en el mercado británico del cemento. La planta de Fertiberia en Avilés coloca en Reino Unido entre el 35% y el 45% de los fertilizantes que exporta, y las marcas de sidra Trabanco y El Gaitero también venden en el país que está considerado el más sidrero del mundo. "El Brexit sería una mala noticia; volver a establecer fronteras y aduanas entre Reino Unido y el resto de países de la UE dificultaría nuestras relaciones comerciales, que se volverían más lentas, complicadas y costosas", comenta Isabel Trabanco, directora adjunta de Grupo Trabanco.