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Arcelor espera más carga de trabajo en Gijón gracias a la liberalización ferroviaria

La segunda fase de mejora del tren de carril, que comienza esta semana, pone a la factoría en posición de atender el aumento de demanda en la UE

La nueva laminadora del tren de carril, instalada durante el verano pasado.

Arcelor-Mittal iniciará esta semana la segunda y última fase de la ampliación del tren de carril de Veriña (Gijón) con la vista puesta en la liberalización del mercado del ferrocarril que planea la Unión Europea (UE), de la que la multinacional espera sacar una importante tajada. El taller ha tenido algún que otro traqueteo últimamente, con bajadas en su cartera de pedidos, lo que ha obligado a la siderúrgica a levantar el pie del acelerador en la producción de vías de tren, mientras que el resto de sus talleres funcionaba a todo gas. Bruselas prepara, mientras tanto, una nueva normativa para abrir las puertas a los operadores privados en el ferrocarril, como ya ocurre en Suecia o Reino Unido. Se espera que el terreno para la entrada de estas compañías esté listo en 2020. Arcelor quiere dejar ya los deberes hechos en Asturias para estar bien posicionada a la espera de un previsible aumento de la demanda.

La ampliación de este taller, que hasta ahora tenía una alta dependencia de la obra pública, arrancó hace ya un año. Por aquel entonces, la multinacional instaló unas nuevas cajas de laminación, denominadas universales, con las que logró un importante aumento de la capacidad de producción. Pero los trabajos quedaron inconclusos. Para rematarlos ahora está previsto llevar a cabo una importante ampliación del espacio físico de la factoría, de modo que se puedan construir vías del tren de una mayor longitud, de hasta 108 metros. Hasta ahora sólo se podían hacer de 90. Esto, señaló hace unos días la compañía, le permitirá entrar en muchos mercados europeos donde hasta ahora tenía las puertas cerradas, además de dar un importante salto de calidad.

Para completar estas mejoras, el tren de carril permanecerá parado entre este viernes y el 11 de septiembre, aunque unos días antes (el 4 de septiembre) se comenzará con las pruebas para ver si las mejoras van surtiendo efecto. En los picos de máxima actividad de las obras trabajarán a la vez más de 150 operarios de una veintena de empresas auxiliares.

Al final del camino, la productividad de la planta se incrementará en un 40 por ciento, se mejorará considerablemente la calidad de los productos, se podrán fabricar los pedidos de una forma más flexible, se reducirán a la mitad los tiempos muertos entre la laminación de un pedido y otro, y se reducirán al máximo las posibles averías de la máquina laminadora.

A pesar de los últimos vaivenes, Arcelor ha hecho un importante desembolso en el tren de carril gijonés. El departamento de innovación y desarrollo (I+D) lanzó hace unos años un nuevo tipo de vías de tren, llamadas de cabeza endurecida, que utilizaban un nuevo sistema para enfriar el acero haciéndolo más resistente. El taller asturiano se ha especializado durante los últimos años en la fabricación de este producto, que ha tenido una alta demanda. En estas últimas obras de ampliación y de modernización la compañía que preside Lakshmi Mittal ha invertido unos 50 millones de euros.

En 2016, y pese a muchas de las paradas que se realizaron, todos los talleres que la multinacional tiene en Asturias batieron su récord de producción, excepto el tren de carril, debido a la fuerte caída de la licitación de obra pública. Una sumisión que puede acabar cuando la Unión Europea impulse su plan de liberación ferroviaria. Tal fue la caída de la carga de trabajo que la dirección de la siderúrgica llegó a eliminar dos de los cinco turnos de trabajo debido a la fuerte caída de pedidos que estaba experimentando, lo que provocó la protesta de la plantilla, formada por 275 trabajadores. Eso sí, hace unos meses Arcelor se hizo con un contrato para el mantenimiento de las vías de tren del operador alemán Deutsche Bahn. Fue un balón de oxígeno para el tren de carril asturiano, sostienen los sindicatos.

Ahora los planes de liberalización para el sector ferroviario de la UE abren una nueva esperanza. El Parlamento Europeo aprobó hace unos meses un reglamento para que los contratos públicos de suministro de servicios ferroviarios en suelo comunitario tengan que ser licitados entre todas las compañías que cumplan con los requisitos técnicos. Lo que supone el fin de los monopolios ferroviarios públicos y la independencia de los gestores de las infraestructuras. A mayores, las compañías ferroviarias también podrán obtener nuevos servicios comerciales en líneas nacionales a partir del 14 de diciembre de 2020. El objetivo, señaló por aquel entonces la UE, es el de impulsar la inversión y el desarrollo de nuevos servicios comerciales en el sector. Los sindicatos de Arcelor ven en esta medida una oportunidad para el despliegue de nuevas vías ferroviarias por suelo europeo.

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