Arcelor-Mittal está contra las cuerdas en Italia. El Gobierno transalpino ha amenazado a la siderúrgica con anular el contrato que ganó hace unos meses, tras un concurso público, para hacerse con el control de la planta de Ilva en Tarento (en el sur del país), el mayor complejo acerero de Europa, que estaba en manos del Estado debido a sus graves problemas medioambientales. Pero el objetivo de integrar esa planta puede frustrarse a raíz de la reciente llegada al poder de una coalición gubernamental participada por el polémico partido Movimiento Cinco Estrellas, que entre otras cosas se define como euroescéptico y ecologista. El ministro de Desarrollo Económico, Luigi Di Maio, perteneciente a esa formación, ha asegurado, tras una reunión con la multinacional para hablar sobre el recorte de empleo en Ilva, que pedirá la opinión del fiscal del Estado para "poner en marcha la anulación de la licitación".

El problema está en que Arcelor lanzó una propuesta de recorte laboral que el Gobierno juzga de excesiva, y otra para reducir las emisiones contaminantes del complejo que el Ejecutivo considera que aún es insuficiente. El propio Di Maio está participando en todas las reuniones que la dirección de la siderúrgica está teniendo estos días con los sindicatos, los vecinos y los políticos de la zona. Pero estos encuentros no han hecho más que soliviantar el ánimo del ministro de Desarrollo Económico.

A principios de esta semana tuvo lugar una de esas reuniones que se preveían claves para el devenir de esta enconada situación. La dirección de Arcelor se reunía con los sindicatos para hablar del recorte de empleo que quiere aplicar en Ilva, con la presencia de Di Maio en la mesa para supervisar la discusión. En ese encuentro, la siderúrgica no se movió ni un milímetro de su posición, no reculó en su intención de eliminar hasta 4.000 empleos de los 14.000 que tiene en nómina la gigantesca planta ubicada en el tacón de la península itálica. El ministro, también vicepresidente de la Cámara de Diputados y mano derecha de Beppe Grillo, el fundador del Movimiento Cinco Estrellas, estalló en cólera. "Estas reuniones se hacen para intentar llegar a un acuerdo, sin embargo, el plan de Arcelor no es satisfactorio y los sindicatos han transmitido que así no se dan las condiciones para el pacto", aseguró Di Maio, según las declaraciones que recoge la prensa italiana.

Tampoco va mejor la negociación sobre los recortes de las emisiones. El Ejecutivo italiano es partidario de limitar la producción de la planta para contener sus gases. Arcelor quiere todo lo contrario: pretende ponerla a funcionar a la máxima capacidad, hasta producir, al menos, ocho millones de toneladas de acero al año, el doble de lo que fabrica en Asturias. El tiempo apremia, ya que la fecha límite que se ha puesto para poder llegar a un acuerdo en todos estos asuntos expira el 15 de septiembre. En poco más de un mes.

A Arcelor le puede salir muy mal esta aventura italiana. Al mismo tiempo que el Gobierno transalpino amenaza con echar por tierra toda la operación, lo que parece que va a buen ritmo es la venta de las fábricas de las que tenía que desprenderse la multinacional para no caer en una posición de poder de mercado excesivo, según le exige la Comisión europea. Para cada una de estas instalaciones hay por lo menos tres compañías rivales interesadas en quedarse con estos activos.

Por ejemplo, el Gobierno de la República Checa está participando de forma muy activa en la búsqueda de un posible comprador para la fábrica de Ostrava, y eso que dos de los grupos que estaban rondando a esta instalación, Moravia Steel y Trinecke, se han echado para atrás y han asegurado esta misma semana que no presentarán oferta formal.

Para la adquisición de las plantas de Galati y Skopje, en Macedonia, que van juntas en el mismo paquete, también hay un enorme interés, según fuentes sindicales. Aunque aún no ha transcendido la identidad de los posibles compradores. Sí ha salido a la palestra la identidad de la compañía que está interesada en hacerse con la factoría de Dudelange, en Luxemburgo, y de algunas líneas de negocio de Lieja. Se trata del grupo alemán Salzgitter, que ofrece 1.800 millones por todo.

Los trabajadores de Arcelor se han quejado de la falta de información sobre el estado de estas negociaciones. El 5 de septiembre se celebrará una reunión extraordinaria en Luxemburgo entre los sindicatos y la dirección para hablar sobre este tema.