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Europa empieza a tramitar el arancel del CO2 y la siderurgia teme que llegue tarde

La entrada en vigor del mecanismo para frenar la importación de acero "sucio" podría demorarse hasta 2023 l La UE abre una consulta pública

Europa empieza a tramitar el arancel del CO2 y la siderurgia teme que llegue tarde

La Comisión Europea ha iniciado los trámites para saciar una exigencia recurrente del sector siderúrgico comunitario, y por extensión del asturiano con ArcelorMittal a la cabeza: impulsar el llamado "ajuste en frontera" o arancel ambiental, una tasa que penalice a los productores de aquellos países en los que las leyes medioambientales sean menos exigentes que las de la UE. El objetivo es frenar la entrada de lo que se ha venido denominando como "acero sucio". Bruselas acaba de sacar a consulta pública esta futura normativa para que los países miembros, entidades y empresas puedan proponer las mejoras que estimen que puedan enriquecer el texto final. Es el comienzo de un largo camino. Este primer paso ha dejado un sabor agridulce en el sector: valora positivamente que comiencen con los trámites tras años de reclamaciones, pero estima que, como pronto, el arancel ambiental no estará listo hasta 2023. Hasta entonces y si no se toman nuevas medidas de defensa comercial, los fabricantes europeos deberán competir con los importadores en desventaja por los costes ambientales.

El impulso a este mecanismo de ajuste en frontera del carbono -como oficialmente se le ha llamado- había sido acordado entre los estados miembros del club comunitario como parte del plan extraordinario de reconstrucción tras la crisis del coronavirus -dotado con 750.000 millones- y que, tras muchos tomas y dacas, los gobiernos europeos concertaron esta semana. El propósito del gravamen no es solo proteger a la industria siderúrgica que durante estos últimos meses ha dado muestras de gran vulnerabilidad; también tiene como objetivo que las arcas europeas consigan unos ingresos extra. De entre 5.000 y 14.000 millones de euros al año, en función de la evolución del mercado.

El problema son los plazos, denuncian las empresas. La Comisión se ha comprometido a presentar en el primer semestre de 2021 una propuesta y que el mecanismo entre en vigor antes del 1 de enero de 2023. Demasiado tarde, a juicio de las industrias.

Las autoridades de Bruselas subrayan que el ajuste en frontera haría justicia haciendo que el precio de las importaciones de acero refleje con una mayor precisión su contenido de carbono. La Unión Europea lleva años abanderando la lucha mundial contra el cambio climático. Y como el movimiento se demuestra andando, la UE lleva años fijando a las compañías industriales unos objetivos cada vez más ambiciosos para meterle tajo a sus emisiones contaminantes. Sin embargo, no en todas las partes del mundo hay esa ambición por darle tijera a los malos humos de sus fábricas. Por eso las industrias europeas han denunciado en reiteradas ocasiones que estas exigencias estaban provocando que jugaran con unas reglas diferentes a las que tenían el resto de fabricantes. Esta medida -el ajuste en frontera-, matiza la Comisión, sería una alternativa a la asignación gratuita actual de derechos de emisión y a las ayudas que reciben las industrias para compensar los costes de las emisiones indirectas de CO2, las que repercuten en el precio de la electricidad.

La industria del acero se ha marcado la meta de recortar sus emisiones de carbono en otro 30% para el año 2030 en comparación con los niveles que había en 2018, o alrededor de un 55% en comparación los de 1995. Es más, ArcelorMittal asegura en su último informe de desarrollo sostenible que será posible fabricar acero completamente neutro -sin emitir gases contaminantes a la atmósfera durante su fabricación- en 2050. Dentro de tres décadas. El máximo responsable de la compañía en España, el asturiano José Manuel Arias, y su número dos, Jesús Izcue, firmaban en ese informe una carta en la que aseguraban: "Técnicamente, es factible producir acero sin emitir carbono; ya estamos trabajando en paralelo con diferentes rutas que nos permiten explorar el potencial del carbono circular, la captura de carbono y almacenamiento y la electricidad procedente de energías limpias". Arcelor es una de las compañías que ha abanderado las exigencias para reclamar este ajuste en la frontera. En ese mismo texto añaden: "De manera recurrente venimos solicitando el ajuste en frontera del carbono; de lo contrario, el riesgo actual que ya sufre la industria del acero en Europa será demasiado elevado para mitigarlo", exponen los directivos.

Estos días también la patronal europea del sector, Eurofer, ha metido presión y pide que buena parte del fondo de recuperación se oriente hacia los sectores "más afectados por la pandemia, a aquellos que están expuestos a un alto riesgo de fuga de carbono y que tienen la ambición de reducir significativamente sus emisiones de CO2 para 2030". Lo dijo el director general de esta asociación, Axel Eggert. Y recalcó que hacen falta medidas de forma inmediata para reconstruir la industria continental del acero.

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