Juan Fernández-Aceytuno, consejero delegado de ST Sociedad de Tasación (especializada en tasaciones inmobiliarias y con más de 250 trabajadores), ha experimentado este año en Asturias y a raíz de la pandemia del coronavirus lo que llama la tendencia a la "corresidencia", un fenómeno que se acrecentará, opina: afincado en Madrid y con casa de verano en Villaviciosa, lleva meses instalado en esta última y teletrabajando desde ella. Fernández-Aceytuno, que tiene raíces asturianas -su madre es de Turón- , ve buenas oportunidades para la región en los cambios que se están produciendo en el turismo, en el mercado inmobiliario y en la forma de trabajar.

- ¿Cómo impacta esta crisis en el mercado de la vivienda?

-No creemos que este shock pandémico vaya a influir directamente en el mercado. Los que se ve de casos anteriores, como la pandemia del "sars" en Hong Kong o de los meses que nos lleva por China por delante con el covid, es que el ciclo inmobiliario sigue su curso. Otra cosa es que se vea afectado a medio y largo plazo por la situación del empleo, que puede afectar a la demanda y esto a su vez a los precios. Es verdad que en situaciones así la parada de la maquinaria es total de pronto, pero luego se pone a funcionar. Pensar que ahora se van a acelerar crisis que ya teníamos en el punto de mira o que venían de situaciones anteriores creo que es un error.

- ¿Los precios no se mueven?

-En vivienda nueva no hay ningún efecto. En vivienda usada siguen cayendo en zonas donde el mercado ya tenía muy poca actividad. Las transacciones han bajado un 15 o un 20 por ciento con respecto al año pasado, pero en hipotecas estamos ya a la misma altura. Considerando el shock que hemos tenido, son cifras más bien positivas. En precios, el ciclo alcista ya estaba agotado en ciudades como Madrid y Barcelona, lanzado sobre todo por los alquileres, que arrastran al resto del sector. Esta crisis incluso puede ayudar en ese punto, porque gran parte del alquiler vacacional que había en grandes ciudades se va a convertir en alquiler a medio y largo plazo, de modo que crecerá la oferta y se pueden desestresar parte de los precios de la vivienda.

- La opción de limitar los precios del alquiler por ley fue considerada por el Gobierno, al menos por el lado de Unidas Podemos?

-Creo que por el momento la regulación de precios está descartada. El Gobierno sí ha publicado una estadística de precios, que hacía falta y que aplaudimos, porque toda la transparencia que haya es buena, pero limitar los precios sería un error. Lo que hay que hacer es incentivar la oferta, que aportar sobre todo seguridad jurídica al que tiene una vivienda para ponerla en alquiler. Que sepas que no te la van a ocupar y que, de acuerdo con la ley de arrendamientos urbanos, tienes tus derechos para ofrecerla en alquiler con tranquilidad. Eso es lo que incentiva la oferta y regula los precios por mecanismos de mercado. Luego hay otras políticas públicas o de colaboración público-privadas que también aplaudimos. Por ejemplo, parece mucho más sensato que haya ayudas de alquiler social destinadas a personas que lo necesiten que dar otro tipo de subvenciones a la compra que hemos tenido en España y que pueden acelerar el crecimiento de los precios.

- Habla de seguridad jurídica para los propietarios. ¿No basta con las reformas que ya han agilizado los desahucios?

-Todavía hay que dar más pasos, respetando por supuesto el derecho a una vivienda digna que tiene cada ciudadano en este país, pero considerando a la vez que el derecho la propiedad también es un derecho constitucional. No se trata de discutir cuál de los dos es más importante. Pensemos en el caso de una familia que obtiene una parte de sus ingresos de alquileres, para complementar la pensión o las rentas del trabajo. Ambos derechos deben coexistir y ninguno debe pisar al otro. El Estado debe intervenir en los casos en que haya necesidades de vivienda social y al mismo tiempo no permitir una ocupación que usurpe el derecho a la propiedad. Para un pequeño propietario que tiene una o dos viviendas en alquiler su renta familiar está muy condicionada por esos ingresos. Si te ocupan la vivienda, te hacen polvo. Es como si te quitan un puesto de trabajo.

- La mayoría de los caseros son pequeños propietarios, pero los grandes fondos de inversión han entrado con fuerza en el mercado y se habla mucho del impacto de su estilo de gestión en los precios.

-Los fondos que vienen a invertir bienvenidos sean, porque traen riqueza. En 2012 y 2013 no venía nadie y fueron los fondos los primeros que vieron la recuperación del ciclo. Hemos salido de aquella situación sin burbuja, sin excesos y con números de transacciones y de hipotecas muy compensados. Veo un mercado incluso con recorrido de crecimiento. Somos un país de 47 millones de habitantes y las compraventas deberían de estar en el orden de las 650.000 o 700.000 operaciones al año, y antes del covid estábamos en unas 500.000, aunque Probablemente este año bajaremos a 380.000. Realmente creo que hay recorrido para un mercado que está sano y en el que ya no hay desarrollos urbanísticos grandiosos. Llevamos ocho años de recuperación tras una crisis que fue tremenda por el lado financiero e inmobiliario. Y me parece un ejemplo la vuelta en el sector a la sensatez y a la profesionalidad, que falta le hacía.

- ¿Una escalada de la morosidad por el desempleo podría provocar otra crisis financiera?

-Puede ocurrir si no hacemos nada para evitarlo, pero me gustaría analizarlo al revés, pensar en qué podemos hacer para que no sea así. Hay muchas cosas que están en nuestras manos. Estamos escuchando que vendrán fondos de Europa, muy orientados hacia la sostenibilidad y la tecnología. Asturias, como cualquier otra comunidad española, puede aprovechar esa oportunidad con una agenda ordenada y con un equipo de trabajo adecuado. Esta crisis, a diferencia de las anteriores, tiene vacuna y hay muchas cosas que se pueden hacer para tratar de evitar las consecuencias de las que habla.

- ¿Qué cosas haría en Asturias?

-Piense por ejemplo en que existe una demanda de turismo activo creciente. Los inversores están dándose cuenta de que el turismo sólo de hotel, de quedarse quieto, va a sufrir durante un tiempo. En cambio, crecerá el turismo activo, en el que usas el hotel para dormir, pero el resto del día estás haciendo senderismo, montando en bicicleta, jugando al golf? Hay una apuesta muy importante de los fondos para invertir en hoteles, resorts o centros con esa orientación. Y si pensamos en turismo activo enseguida viene a la cabeza Asturias, que tiene muchos puntos fuertes.

- ¿Y los débiles?

-Los costes energéticos y la política fiscal son debilidades que lastran a Asturias frente a otras comunidades próximas. Hay que verlo como una oportunidad de competir y entender lo que supone cambiar esa política: dejar de obtener unos ingresos por unas vías que parecen más fáciles y apostar por otras que suponen atraer empresas, empleo y riqueza, y que de momento pueden parecer menos tangibles. Pero es un cambio de chip que Asturias necesita.

- La calidad de vida es señalada como un potencial que Asturias podría rentabilizar para atraer talento, más ahora con el impulso del teletrabajo. ¿Lo comparte?

-Ya, pero si a la vez le dices que si te empadrona aquí tienes un impuesto de sucesiones que multiplica por muchísimo lo que tienen otras comunidades que compiten por atraer ese teletrabajo, te lo vas a pensar. No puedes atraer empleo si vas a diezmar fiscalmente al que va a venir. Lo han hecho muy bien países como Portugal, que están apostando por eso. Si también lo hiciera Asturias, sería una apuesta ganadora.

- Con el covid se ha observado un repunte de la demanda de vivienda rural. ¿Se consolidará esa tendencia?

-Había ya antes cierta demanda para segunda vivienda en los pueblos, pero además el covid ha cambiado la mentalidad. Ya no se ve como segunda residencia sino como 'corresidencia'. Hay mucha gente que se está planteando estar seis meses en un sitio y seis meses en otro. La gente se está dando cuenta de que puede vivir con una calidad y unos costes mucho mejores que en grandes ciudades y que, si la profesión lo permite, puede teletrabajar. Para Asturias también es una oportunidad que debería aprovechar. La tendencia a la búsqueda de viviendas con espacios mayores, con jardín o huerto, se va a acelerar.