Alta tensión en el inicio de las negociaciones entre la dirección de ArcelorMittal y los sindicatos para discutir el futuro de la acería de Gijón, en cierre patronal desde el jueves por la tarde, y, por extensión, de la división de largos. La multinacional había tomado esta drástica decisión después de que la huelga en el taller convocada por CC OO y la CSI -en protesta por los ajustes de empleo que la compañía quiere realizar, con la amortización de 23 empleos- llegara a pararlizar durante tres horas esta instalación. Tan enquistada estaba la situación que el Servicio Asturiano de Solución Extrajudicial de Conflictos (Sasec) maniobró el viernes para intentar acercar posturas entre ambas partes.

Los directivos de la multinacional que participan en el encuentro fueron recibidos entre insultos y con una sonora pitada por parte de los empleados de la acería gijonesa que exigen a la siderúrgica que revierta el cierre patronal de su taller. Tan alto fue el grado de tensión que la Policía Nacional se vio obligada a intervenir. Es más, los propios representantes sindicales tuvieron que frenar a los trabajadores para evitar que esta escalada de tensión se les fuera de las manos.

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Tensión en el inicio de las negociaciones con Arcelor IRMA COLLÍN

Los momentos más tensos se vivieron cuando los directivos de la multinacional y los sindicatos tuvieron que cambiar de oficina para celebrar la reunión. La sede del Sasec, que era donde inicialmente se iba a llevar a cabo el encuentro, se les quedó pequeña y tuvieron que moverse a unas oficinas más grandes de la calle Quintana, a unos pocos metros de distancia. Pocos metros pero suficientes para que las protestas subieran notablemente de tono. Tanto que la Policía tuvo que escoltar a varios de los dirigentes de la siderúrgica a la nueva ubicación del encuentro.

La Policía Nacional tuvo que escoltar a los directivos de la multinacional

Al final, y con el inicio de las conversaciones, las aguas fueron calmándose. La previsión es que la reunión se alargue bastante. Alguno de los presentes aseguraba que habían entrado a reloj parado. La intención final es la de desatascar un conflicto que lleva tiempo enquistado, conseguir que los talleres de largos retomen la senda de la viabilidad que abandonaron hace un tiempo y hacerlo con el menor impacto sobre el empleo posible.