Pitaban los coches, pero ellos querían que les pitaran los oídos a la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, y al presidente del Principado, Adrián Barbón. Varios centenares de vehículos, por encima del millar según las estimaciones de los sindicatos convocantes, declararon ayer inaugurado el calendario de movilizaciones en defensa de la industria asturiana con tres largas caravanas motorizadas que partieron de Gijón, Avilés y Olloniego y confluyeron en un atasco de coches y un concierto de bocinas que colapsaron el centro de Oviedo al mediodía.
La advertencia del secretario general de CC OO en Asturias, José Manuel Zapico, avisa de que “esto va a continuar el tiempo que sea necesario para revertir las políticas que estrangulan a nuestras empresas industriales” y que la próxima semana se anunciarán en caliente nuevas movilizaciones. Los sindicatos UGT y CC OO fijaron la dirección de las iras de los cláxones señalando al Gobierno central, y más concretamente a su transición energética anormalmente acelerada, pero también a la actitud que perciben no suficientemente firme del Principado en defensa del músculo fabril asturiano. Piden árnica a Ribera, o indulgencia y justicia, exigen a Barbón que se haga respetar, y viene todo esto aliñado con una llamada adicional a la protesta y la responsabilidad de los empresarios.
En “el día donde comienza todo”, Zapico justifica la pitada, su momento y sus destinatarios indicando hacia la encrucijada que se abre ante un sector en horas inciertas, intensivo en empleo “estable y de calidad” pero enfrentado a los defectos que se le ven al estatuto que tutela la factura de la luz para las empresas electrointensivas –de las que Asturias tiene la mayor concentración del país–, al retraso del arancel ambiental para proteger la competitividad de la industria o a los cierres de centrales térmicas de carbón sin compensaciones suficientes. El dirigente sindical resume sus motivos viendo llegada la hora en la que “tenemos que decidir si queremos ser una fábrica de emigrantes o una tierra de oportunidades”. La pelota, concreta más, “está en el tejado de Teresa Ribera”, en un Ministerio para la Transición Ecológica que desde aquí se ve más bien como “una trituradora de empresas y empleos”, pero también en alguna medida en el de Adrián Barbón, que a su juicio debe “ponerse la camiseta de presidente del Principado, defender el interés general” y hacerse valer en Madrid dejando claro que “Asturias no puede ser irrelevante en la política industrial del Gobierno central”.
Zapico se pregunta “por qué Pedro Sánchez recibe al presidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, para hablar de Alcoa y no a Barbón”, y en esa vereda argumental sobre la “irrelevancia” de Asturias, pronunciada en el paseo de los Álamos de Oviedo con la pitada de fondo, cabe también la versión confluente del secretario general de UGT en Asturias. Javier Fernández Lanero invita al presidente del Principado a “decretar el estado de alarma industrial, a ser exigente con Madrid, a exigir que se le respete y ser recibido por el presidente del Gobierno”. Es suyo el mensaje adicional a los empresarios, que “tienen que movilizarse como lo estamos haciendo los sindicatos. No vale que solo protesten los trabajadores, ellos también deben ser exigentes y exigirse a sí mismos, utilizando los recursos de los fondos europeos para presentar proyectos alternativos a los cierres que están padeciendo nuestras térmicas”.
Menos beligerante con el Gobierno socialista del Principado, el secretario general del SOMA-FITAG-UGT, José Luis Alperi, manda por delante la actitud “consecuente y respetuosa con el diálogo social que han tenido las organizaciones sindicales” y exige “corresponsabilidad al Gobierno central y a las empresas” en la defensa de “una industria competitiva y medioambientalmente sostenible”. Damián Manzano, líder de la federación de Industria de CC OO, da por hecho que “se equivocaba quien pensara que Asturias iba a asistir impasible al desangrado de su industria” y el secretario general de la facción del ramo en UGT, Jenaro Martínez, defiende la pertinencia de una escalada en la movilización para “frenar esta acelerada transición energética y este proceso de descarbonización que no atiende a las singularidades de la configuración industrial de la región”.
Al ritmo de esas consignas, la marcha enarboló banderas de los sindicatos convocantes, los coches exhibieron carteles con proclamas a favor de la industria asturiana y hasta se oyó por algún altavoz la alarma de emergencia que ha quedado retratada en el logo de la convocatoria de la manifestación: una sirena encendida con la Cruz de la Victoria pintada dentro y debajo una silueta de instalaciones fabriles… Los convocados por los sindicatos dieron otra vuelta alrededor del modelo de protesta en pandemia, el claxon en el lugar del petardo y la bocina, la obsesión por la distancia social al bajarse del coche.
El trayecto culminó en el aparcamiento del estadio Carlos Tartiere con la lectura de un manifiesto que sintetiza las razones de la movilización en el “cóctel explosivo que puede determinar la desertización industrial y territorial de Asturias si no se actúa con rapidez y contundencia”. Urge, claman, frenar la suma de agresiones que a la pérdida de 15.000 empleos industriales desde 2008, “6.000 en los últimos tres años”, añade la “descarbonización, el fiasco del estatuto electrointensivo, el no elevar al máximo las compensaciones de costes indirectos de CO2 o la incertidumbre en la imposición de un arancel medioambiental por parte de la UE”. Exigen una “discriminación positiva” que reconozca la singularidad del tejido productivo asturiano, un “pacto de Estado por la energía”, otro por la industria y el cumplimiento de los acuerdos compensatorios firmados para la puesta en marcha de proyectos alternativos en los territorios afectados por los cierres.
Ayudas a las pymes, sí, “pero también para las personas”
Los sindicatos dan una bienvenida condicionada a los 7.000 millones de euros en ayudas directas a pequeñas y medianas empresas (pymes) y autónomos que el Consejo de Ministros aprobó el viernes y ayer publicó el Boletín Oficial del Estado. Asturias aspira a unos cien millones y “están muy bien esos fondos de rescate”, afirma el secretario general de UGT en Asturias, Javier Fernández Lanero, pero “queremos también ayudas para las personas. Es necesario mantener las empresas abiertas, pero hay mucha gente pasándolo mal en sectores muy precarios y hacen falta planes de rescate que complementen las prestaciones por desempleo”. El líder regional de CC OO, José Manuel Zapico, abunda en la misma demanda con la convicción de que “la liquidez para las empresas es necesaria, pero vamos a exigir que esas ayudas sean redistribuidas a los trabajadores con dificultades para llegar a fin de mes”.
