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Francisco Javier Cobos Director de desarrollo de tecnología de Imasa

“Asturias debería ser una excepción energética, igual que España en Europa”

“Si se aprieta el botón de apagado de las térmicas, al Principado le pilla el toro; tiene que haber un periodo de convivencia”

El ingeniero Francisco Javier Cobos. | | MIKI LÓPEZ

El Ministerio de Transición Ecológica acoge hoy una jornada de estudio sobre los fondos Next Generation dedicada a la tecnología y los servicios energéticos. Entre los ponente estará el asturiano Francisco Javier Cobos, ingeniero y director de desarrollo de tecnología de Imasa. La compañía regional presentará en Madrid una tecnología propia, y que está desarrollando ahora de la mano de Navantia, denominada ciclo higroscópico (HCT).

–Presentan una tecnología ya madura y contrastada.

–La hemos probado con éxito en varios puntos de España. La inventó Francisco J. Rubio Serrano y es capaz de eliminar uno de los grandes impactos de las tecnologías térmicas, como es el consumo de agua para refrigerar las turbinas. Entre sus singularidades está que no solo no reduce la productividad de las plantas, sino que hemos visto que es capaz de incrementar sus rendimientos.

–¿A qué se puede aplicar dentro de la transición ecológica?

–A eso vamos a Madrid, a poner sobre el tapete que hay una solución tecnológica española que permite el desarrollo de la termosolar, por ejemplo, para el hidrógeno verde. Es una de las renovables que tienen un gran potencial y que no tensan tanta superficie para los megavatios que generan, siempre se dice que la fotovoltaica es verde pero si la utilizas para generar energía para la industria... cincuenta megas fotovoltaicos te consumen 200 hectáreas de terreno fértil. Con la guerra de Ucrania nos estamos quitando terrenos que se podrían utilizar para cultivar trigo o girasol. También puede aplicarse a las plantas de biomasa.

–¿Asturias tiene un camino claro para llevar a cabo su descarbonización?

–Asturias tiene sus singularidades. Si España y Portugal son una excepción ibérica para Europa, aquí deberíamos tener una excepción asturiana. Tenemos una industria electrointensiva que necesita rebajar los costes energéticos cuanto antes, no tenemos un gran potencial fotovoltaico, un terreno muy escarpado que dificulta algunas tecnologías. Estas características podrían ser comunes a Galicia, pero allí tienen más facilidades para desarrollar la eólica marina debido a que aquí tenemos el Cañón de Avilés, con unas profundidades que hacen muy complicada la instalación de molinos anclados al fondo marino. Tenemos potencial en biomasa y hay proyectos de hidrógeno, tenemos que crear un mix de tecnologías. El problema es el tiempo. Deberíamos ir a un modelo como el alemán, en el que las tecnologías nuevas convivan con las antiguas, al menos durante un tiempo.

–¿Habla de prorrogar la vida de las térmicas?

–A modo de transición. Cerrarlas de golpe no es bueno para Asturias. Más aún cuando hay una tecnología como la higroscópica, que permite reducir el impacto del consumo de agua en las centrales térmicas o en los ciclos combinados. Esto los haría mucho más sostenibles. La velocidad es el problema, tienes que dar tiempo a que se generen las infraestructuras como las que permitan el hidrógeno verde, por ejemplo. Eso es lo que significa transición, que las tecnologías convivan, que la que quede sea lo más limpia posible e ir avanzando en tecnologías verdes. Si se aprieta el botón de apagar las térmicas a Asturias le pilla el toro, porque le falta infraestructura.

–Siguen pendientes del desarrollo de plantas de biomasa.

–Esperamos colaborar con Hunosa y estamos pendientes del desarrollo. Ahora mismo no se puede prescindir de ningún vector energética. No puede ser que Asturias no tenga prácticamente nada en materia de biomasa, esperamos que con Hunosa y el polo de la biomasa se desarrolle. La biomasa puede ser una palanca, pero las realidad es que hay que activar son varias. Con una sola apuesta no basta. Las renovables están sujetas a su entorno y Asturias, como decía, siempre ha sido una singularidad y no podemos ceñirnos a una sola tecnología, como puede hacer Andalucía con la energía solar.

–También se hablará de los nuevos fondos europeos. ¿Por qué hay tantas quejas del mundo empresarial?

–Porque administrativamente es complicado. Se debería simplificar su tramitación.

–¿Cuál es ahora la situación de Imasa?

–Pese a estar pasando por un momento complicado, como tantas otras empresas tras la pandemia ha apostado por la innovación. En eso estamos con Navantia, tratando de desarrollar aún más esta tecnología. La filial Imasatech, que acaba de crear la empresa, será una palanca para hacer que la compañía sea más competitiva. Todas las ingenierías asturianas, Imasa, Duro Felguera, TSK o Isastur, estamos intentando hacer eso, diferenciarnos de los demás en un mercado muy competitivo.

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