Entrevista | Arancha Torres Vicepresidenta de Recursos Humanos para Europa Central y del Sur de Capgemini

"Es una pena que algunas empresas estén abandonando el teletrabajo"

"Quizás es porque soy asturiana, pero los profesionales de nuestro centro de Langreo trabajan con una enorme pasión y aportan mucho valor"

Arancha Torres.

Arancha Torres. / Capgemini

Yago González

Yago González

Arancha Torres (Navia, 1973) es desde hace un año vicepresidenta de Recursos Humanos para Europa Central y del Sur de la consultora tecnológica Capgemini, una de las más grandes del mundo en su sector. Es responsable de 14 países, por lo que tiene que viajar con frecuencia tanto a París como a otras ciudades europeas. No obstante, mantiene un fuerte vínculo con Navia, adonde sigue yendo a pasar las vacaciones con su familia. Licenciada en Psicología y con una amplia trayectoria corporativa –estuvo 17 años en PwC–, Torres recibió el mes pasado el premio WeQual EMEA 2023 en la categoría de Operaciones. El galardón reconoce a mujeres líderes que están preparadas para asumir roles mayores dentro de la organización.

–¿Cómo está el reparto de sexos en el sector de recursos humanos?

–En nuestro caso estamos intentando lograr la paridad en el sentido contrario: es una función mayoritariamente femenina, por lo que queremos atraer a más hombres.

–¿En qué medida ha afectado la pandemia a la organización del trabajo?

–Ha sido un vuelco apasionante. A raíz de la pandemia, la delegación de Capgemini en España desarrolló un modelo de flexibilidad que es mayor que en el resto del grupo. Lo bueno es que no se trata de una flexibilidad rígida, es decir, no es obligatorio ir a la oficina dos veces por semana sí o sí, sino que cada empleado se organiza su tiempo de acuerdo a sus circunstancias, siempre que cumpla con sus objetivos. Por ejemplo, hay personas que pueden estar dos semanas sin ir a la oficina y después ir dos o tres días a la semana siguiente. O hay personas que prefieren ir todos los días porque quieren tener contacto diario con los equipos. En resumen, la flexibilidad del teletrabajo ha venido para quedarse. Al menos en Capgemini, porque es cierto que otras empresas están retornando al modelo presencial total. Y es una pena regresar a las dinámicas del pasado, porque la evolución del teletrabajo indica que tiene que alcanzar incluso a los equipos multidisciplinares geográficamente. Los edificios se han convertido en zonas de colaboración más que en zonas de trabajo. Y la productividad no se ha visto afectada.

–¿Cuáles son las perspectivas para Capgemini en España?

–Al ser una empresa tecnológica enfocada en la transformación digital, estamos muy bien posicionados en el mercado. Porque una de las cosas que trajo la pandemia es que aceleró el cambio tecnológico en todos los mercados, y eso ya no se puede parar. Y aunque tenemos que gestionar incertidumbres, porque es cierto que hay que estar pendientes de cómo evolucionará el mercado, la digitalización es lo que permitirá a las empresas avanzar y ser competitivas.

–¿Y en el centro que tienen en Langreo?

–Es un centro muy grande, con mil profesionales. Y es un centro muy consolidado que aporta valor. Quizás es por mi condición de asturiana, pero las personas que trabajan ahí ponen una enorme pasión y unas tremendas ganas por aprender. Se nota mucho su deseo de hacer cosas diferentes y que disfrutan con su trabajo. Por lo tanto, aportan muchísimo valor a la organización y seguirán haciéndolo.

–¿Hay perspectivas de aumentar la presencia de Capgemini en Asturias?

–Como empresa de servicios profesionales, todo dependerá de los proyectos que vayamos consiguiendo. Ahí se verá si hay más oportunidades o no de crecer en Asturias. Pero, desde luego, hoy en día es un centro clave que quiere involucrarse en los proyectos que se impulsan desde Madrid o Barcelona. Estamos encantados con ellos.

–Uno de los problemas de Asturias es que muchos ingenieros informáticos se van a trabajar a otras regiones y países. ¿Qué hacer para retenerlos?

–Hay un factor de transformación de la población que estudia estas carreras, tanto los "milennials" como las siguientes generaciones. Creo que muchos de ellos quieren tener experiencia internacional y moverse fuera de Asturias. No todo el mundo quiere quedarse en la región. Pero, para aquellos que sí lo deseen, creo que el sector de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) tiene una empleabilidad altísima. Es posible que sea una vocación con una fama un poco obsoleta, porque hace unos años se veía al profesional de TIC como alguien en un segundo plano, programando, en un trabajo con poco valor. Y eso se ha transformado completamente: la tecnología es una palanca para trabajar cerca de los clientes y aportarles valor. Por lo tanto, a los jóvenes asturianos les animaría a entrar en este sector.

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