Los economistas creen que la transición energética puede ser un "revulsivo" en Asturias

Los profesionales de la región mejoran su confianza sobre la evolución de PIB y empleo, aunque persiste un "moderado pesimismo"

Los economistas creen que la transición energética puede ser un "revulsivo" en Asturias

Los economistas creen que la transición energética puede ser un "revulsivo" en Asturias

Los economistas asturianos han mejorado de modo notable respecto al año pasado su percepción de la evolución de la economía de la región, aunque su impresión aún persiste en tasas "moderadamente pesimistas" y sigue lejos de las de 2019 (el año previo al covid), según las conclusiones del Económetro, el informe que desde hace cinco años elabora el Colegio Profesional de Economistas de Asturias en colaboración con la Universidad de Oviedo y con el patrocinio de Caja Rural de Asturias.

Los economistas de la región son "más positivos" sobre los próximos doce meses que respecto a los doce precedentes, y además el 48,7% de los encuestados cree que "es probable" y otro 10% sostiene que es seguro que la transición energética –que en Asturias se recibió con enorme temor y prevención por la alta dependencia de la economía regional de los combustibles fósiles– pueda constituir "el revulsivo que necesita el sector industrial para que recupere su tradicional peso en la actividad económica y el empleo de la región", en la medida en que el proceso va a conllevar relevantes inversiones energéticas y en descarbonización, como las anunciadas por ArcelorMittal, Fertiberia, EDP, HyDeal y otras compañías.

El indicador de confianza socioeconómico sobre Asturias persiste en tasas negativas: en una escala que va de -100 a 100, se sitúa en -12,99 puntos, lo que el presidente del colegio, Abel Fernández, y el vocal y coordinador del estudio, Santiago Álvarez, juzgaron "ligeramente pesimista". Sin embargo, el pesimismo se ha recortado casi a la mitad en un solo año, dado que en la anterior edición estaba en -25,6%, y se ha aproximado al índice de 2021 (antes de la guerra de Ucrania), cuando se situó en el -12,43%. "Desgraciadamente aún no hemos vuelto al -6,96% de 2019", señaló Álvarez.

Como ocurre en otras muchas encuestas (sean las del CIS sobre España o la última de KPMG sobre la opinión de los empresarios del Principado), también existe una disociación en las percepciones de laos economistas: son mucho más optimistas sobre la situación económica particular (el 57,8% afirma que es igual o mejor que hace doce meses y el 66,3% estima que será igual o mejor dentro de un año) que sobre la general: el 54,5% cree que empeorará a lo largo del próximo año, aunque son 9,2 puntos menos que los que afirman que la situación empeoró en los últimos doce meses, por lo que se abre paso la creencia en una evolución "más favorable". Esto se trasmite al paro: el 51,35 cree que el desempleo empeorará, pero el año pasado lo creía el 63,9%. El 49% de los encuestados estima que podrá ahorrar durante el próximo año.

Como factores que condicionan la competitividad asturiana, el 65,9% de los economistas de la región apuntan como principal inconveniente el precio de la energía, seguido por la presión fiscal y por las infraestructuras y comunicaciones.

No hay consenso, sin embargo, sobre las medidas más adecuadas para combatir la inflación. El 22,1% propuso rebajar las cargas fiscales de las empresas, el 18,2% planteó aumentar la competencia en el sector energético, el 17,9% abogó por un pacto de rentas, el 14,12% defendió seguir aumentando los tipos de interés y el 12,3% sugirió bajar los impuestos indirectos (caso del IVA) a productos de consumo básico. El 77,2% cree que los tasas de interés seguirán alza, bien de modo pausado (46,4%) o con la misma intensidad que hasta ahora (30,8%).

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