Elecciones 23J

Yolanda Díaz: la vicepresidenta imprescindible para Sánchez

La líder de Sumar ha logrado aglutinar en tiempo récord a los principales partidos a la izquierda del PSOE

Ilustración de una Yolanda Díaz vestida de domadora ante un león del Congreso de color popular que sujeta una bola de color verde Vox.

Ilustración de una Yolanda Díaz vestida de domadora ante un león del Congreso de color popular que sujeta una bola de color verde Vox. / Pablo García

Ana Cabanillas / Miguel Ángel Rodríguez

Yolanda Díaz llega a las elecciones generales del 23 de julio capitaneando Sumar, una formación en la que ha logrado aglutinar en tiempo récord a los principales partidos a la izquierda del PSOE. Tratando de dejar atrás las crisis que abrieron en canal al espacio morado, la vicepresidenta segunda, la única mujer candidata, encarará las urnas con el objetivo de ser imprescindible para que Pedro Sánchez revalide el Gobierno o, al menos, de mantener la fuerza parlamentaria de la que ahora goza. Estos son sus puntos a favor y en contra a partir de su DAFO, una evaluación de sus Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades.

En el siguiente cuadro interactivo se muestran las palabras clave del análisis del candidato. Cada término se desarrolla en los textos que aparecen después.

Debilidades

Poca cohesión. Sumar está formado por 15 partidos que se unieron a contrarreloj a la coalición tras el adelanto electoral. Pero Podemos, el actor más importante del espacio, no está alineado con la estrategia de Yolanda Díaz, llegando a cuestionar algunas de sus propuestas estrella como la herencia universal, y limitando su campaña a aquellas circunscripciones que encabeza. La falta de cohesión amenaza con dejar en casa a una parte del electorado de la candidatura, desencantado con Sumar. A Podemos se une Compromís, que también va por libre en campaña, presentando un programa alternativo y avanzando su intención de formar grupo propio en el Congreso en caso de lograr los diputados necesarios.

Feminismo. El veto a Irene Montero supuso la salida de una de las figuras de referencia del feminismo, además de provocar el rechazo de una parte del movimiento. Yolanda Díaz ha tratado de paliar la falta de referentes feministas con el fichaje in extremis de la filósofa Elisabeth Duval que se incorporó como portavoz en este ámbito a dos días del comienzo de campaña, y ha organizado un acto sobre feminismos con otras figuras como la filósofa Clara Serra. La líder de Sumar ha defendido un “feminismo integrador” y “del 99%” frente a las tesis más identitarias de Irene Montero, pero la indefinición de su discurso, que no llega a posicionarse en debates clave, puede pasarle factura frente a este colectivo.

 Desconocimiento de marca. La reciente creación de Sumar, que concurre por primera vez a unas elecciones, todavía genera confusión en el electorado de izquierdas. Bajo esta coalición se integran 15 formaciones, algunas de ellas con evidentes recelos hacia el proyecto de Yolanda Díaz, como es el caso de Podemos, y otras tratando de mantener su propia idiosincrasia, como el partido de Ada Colau o Compromís. Pero la realidad es que la papeleta unitaria en todo el estado será Sumar, una marca todavía desconocida para muchos que puede generar confusión en el voto. La candidatura ha tratado de paliar esta situación poniendo la cara de su candidata, que sí presenta un alto nivel de conocimiento que se eleva hasta el 96,5% de la población, según el CIS.

Amenazas

División. Yolanda Díaz consiguió su principal objetivo de aunar a todas las fuerzas a la izquierda del PSOE, pero las heridas siguen abiertas en el caso de Podemos. El partido de Ione Belarra abrió un pulso hace meses a la líder de Sumar y lo ha mantenido hasta el último momento, incluso después de haberse integrado en la coalición en lo que definió como un “pacto sin acuerdo”, tras el veto a Irene Montero. El malestar en el partido se ha trasladado al sector más duro de su electorado, que rechaza a la vicepresidenta del Gobierno y que en Sumar cifran en 300.000 electores, un 12% del votante de UP en 2019. Aunque Díaz se ha propuesto recuperar estos apoyos en la recta final de campaña, lo cierto es que la desmovilización a la izquierda del PSOE puede jugar en su contra. 

Abrazo del oso. Que el desenlace del 23 de julio dependerán de la aritmética de bloques y no del resultado individual es un mantra que repite Sumar, que sin embargo se enfrenta a la amenaza de ser el partido minoritario del bloque de izquierdas. El riesgo de quedar desdibujado frente al PSOE está ahí y se vio agudizado al comienzo de la campaña, cuando Pedro Sánchez llamó al voto útil para aglutinar los apoyos progresista. Aunque este llamamiento ha cesado por parte de los socialistas, la buena sintonía que exhiben en público Sánchez y Díaz, unida a la falta de críticas mutuas en una estrategia de no agresión, puede llevar a que Sumar se desdibuje frente a la propuesta socialista, al no diferenciarse radicalmente en sus posiciones. 

Sistema electoral. El principal objetivo que se ha puesto Sumar esta campaña es desbancar a Vox del tercer puesto, una posición clave para el reparto de escaños en las provincias pequeñas y medianas. El sistema electoral es muy proporcional en las grandes ciudades, donde Sumar es más fuerte, pero penaliza a las formaciones minoritarias en los lugares menos poblados, donde la coalición de Yolanda Díaz juega en desventaja, puesto que en la España interior y rural tiene más arraigo el partido de Santiago Abascal. Es previsible que, a menos que consigan superar claramente a Vox, el sistema electoral les penalice en las circunscripciones medianas y pequeñas, que reparten dos tercios de los escaños del Congreso. 

Fortalezas

Empatía. En Sumar consideran que uno de sus puntos fuertes es el perfil de la candidata, que durante toda la legislatura ha abogado por bajar el ruido y siempre ha tratado de mostrar su lado más humano. Precisamente es la “empatía” de Yolanda Díaz uno de los aspectos que, consideran, pueden jugar a favor. En las últimas semanas la dirigente ha dirigido sus mensajes a quien “lo está pasando mal”, rechazando el triunfalismo y solidarizándose con la realidad de miles de españoles. Un discurso que, unido a la amabilidad de las formas, puede atraer al votante progresista o de centro que rechaza ahora la imagen más fría de Pedro Sánchez.

Experiencia de gestión. La vicepresidenta segunda del Gobierno llega a las elecciones generales respaldada por su gestión al frente del Ministerio de Trabajo. Más allá de la subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 1.080 euros, la líder de Sumar fue la impulsora de los ertes durante la pandemia del coronavirus, un mecanismo que la patronal reconoció que funcionó. Además, la vicepresidenta segunda aprobó una reforma laboral que, por el momento, ha permitido que en España haya a comienzos de julio 20,86 millones de cotizantes, una cifra nunca antes vista en España. El propio Alberto Núñez Feijóo reconoció hace unas semanas que no derogará esta reforma, fruto del acuerdo entre patronal y sindicatos. 

Diálogo. Si de algo presume Díaz es de los 15 pactos que ha cerrado durante toda la legislatura con la patronal y los sindicatos. La líder de Sumar usa esta cifra para respaldar su preferencia por el diálogo y el acuerdo sobre la imposición. Lo cierto es que la vicepresidenta segunda del Gobierno ha logrado mantener una relación fluida con el presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, y con los sindicatos y en un contexto de crisis ha sacado adelante más de una decena de acuerdos, entre el que destaca la reforma laboral. No obstante, a Díaz tampoco le ha temblado el pulso a la hora de incrementar el salario mínimo en los últimos años con el único consenso de los sindicatos y sin tener el visto bueno de la patronal. 

Oportunidades

Aglutina voto. Desde que hace casi dos años anunció su intención de construir un nuevo espacio a la izquierda del PSOE, Díaz dejó claro que su intención era aglutinar a todas las fuerzas progresistas bajo el paraguas de Sumar. Tras unas negociaciones nada fáciles, la vicepresidenta segunda lo ha logrado. En Sumar concurren una quincena de partidos, lo que permite que en numerosas circunscripciones se concentren los votos de varias formaciones en una única papeleta, optando a un mayor número de escaños. Así, a modo de ejemplo, en Madrid la papeleta de Sumar podrá centralizar el voto a Podemos, IU y Más Madrid; en la Comunitat Valenciana, el voto a los morados y a Compromís; y así en otras provincias en las que se presentaban varias fuerzas. 

Única mujer. "Quiero ser la primera presidenta de mi país, la primera presidenta de España". Con estas palabras se postuló Díaz como candidata a principios de abril y, más allá de la declaración de intenciones, guardan una realidad. No solo que España nunca ha tenido una mujer presidenta, sino que ninguno de los grandes partidos ha presentado nunca a una candidata. La líder de Sumar será la primera mujer que encabece la papeleta de una de las principales formaciones desde el comienzo de la democracia, lo que puede atraer el voto de muchos ciudadanos que consideran necesario desmasculinizar la política. 

Desgaste de Sánchez. Una de las oportunidades de Yolanda Díaz el 23 de julio está precisamente en su socio de Gobierno. El bajo nivel de fidelidad que despierta Pedro Sánchez, unido al desgaste de su figura tras cinco años al frente del Gobierno, abre la vía para que se produzca un trasvase de votos del PSOE a Sumar por parte de quienes no han perdido la confianza en el presidente pero quieren apostar por opciones progresistas. Un electorado, sobre todo femenino, al que Yolanda Díaz se ha dirigido en los últimos días para evitar que ningún voto socialista se quede en casa.

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