El primer ministro Silvio Berlusconi ha salido al paso de la polémica provocada por unas fotos en las que aparece en una fiesta con Noemi Letizia, de 18 años, y ha asegurado que no pudo haber un «encuentro picante» porque había mucha gente, se hicieron fotos y estaban sus padres y amigos. La visita de Berlusconi al cumpleaños de Noemi Letizia ha sido «la gota que colmó el vaso», según su mujer, Veronica Lario. Y lo que le decidió a iniciar los trámites de divorcio. El primer ministro explicó que el padre de la chica le llamó «porque quería una cita conmigo».

Berlusconi anunció que publicaría en su revista «Chi» las fotografías de la fiesta de Noemi para demostrar que fue de lo más inocente. Sin embargo, el «Corriere della Sera» se ha adelantado y ha publicado unas imágenes que ponen en duda si realmente Berlusconi estuvo allí como un invitado más. Muchos aseguran que las fotografías han sido manipuladas y que Berlusconi fue «cortado y pegado». Los internautas hablan de retoques, de fotomontaje, de «creaciones artísticas», de un Berlusconi demasiado en forma para una fiesta, sin sombras y que parece haber sido introducido forzadamente en las imágenes como si fuera «un recortable».

Mientras, el diario italiano «Avvenire», que pertenece a la Conferencia Episcopal italiana, criticó con dureza el mediático divorcio de Berlusconi, a quien recriminó su falta de «sobriedad» y haber convertido una cuestión personal en un caso político.

Según el diario, el modo en que tanto Berlusconi como su mujer han llevado el tema se parece más a un «guión de telenovela» que a otra cosa y, además, convierte «una cuestión privada y de por sí dolorosa en una enojosa venganza familiar y legal con consecuencias patrimoniales multimillonarias», critica el diario.

Este episodio «preocupa» porque «la política y el espectáculo, en un abrazo mortífero, han dado en esta ocasión lo peor de sí mismos», asegura el periódico. En particular, arremete contra la «debilidad declarada» de Berlusconi «por la juventud de las actrices en flor».

Sin embargo, tampoco ahorra críticas hacia Veronica, a quien echa en cara el haberse dirigido a los medios de comunicación para anunciar su divorcio.

las imágenes de la discordia. En la primera foto se puede ver a Berlusconi con Noemi y los padres de ésta. Según varios expertos, están silueteados. En otras dos, «Il Cavaliere» parece insertado en la imagen.

Silvio Berlusconi se enfrentará a Cristina Morelli, la que fue abogada de Eluana Englaro, contratada por su todavía esposa, Veronica Lario, para defender sus intereses en un divorcio en el que ambos se disputarán una fortuna de 6.000 millones de euros. Se trata de la septuagésima fortuna del mundo y la segunda de Italia, repartida entre líquido, propiedades y acciones.

Berlusconi luchará por que su patrimonio quede repartido a partes iguales entre los hijos de su primer matrimonio y sus vástagos con Lario. Pero ella no está de acuerdo y pretende que las cuotas se repartan equitativamente entre los hijos, un 20 por ciento para cada uno, lo que pondría el control del grupo Fininvest en manos de sus tres vástagos.

Veronica Lario se siente «como un soldadito asediado por el Ejército». Lario permanece en la villa de Macherio, a las afueras de Milán, a la espera de que pase la tormenta mediática y política. Se siente dolida porque «amigos de toda la vida» se pasen ahora a las filas de su esposo y por los ataques que dice haber recibido y que auguran una lucha sin cuartel. La ex actriz sonríe ante las afirmaciones de su marido de que tras su persona se esconde «una instigadora». Lario subraya que «quiero que todos entiendan, si todavía no lo entienden, que estoy defendiendo mi dignidad como mujer, que ha sido profundamente ofendida. Y que conmigo estoy defendiendo la de nuestros hijos». Berlusconi ha repetido que su mujer quiere poner a sus hijos en contra, lo que Veronica rebate: «No es así. Si se quieren, yo estoy contenta, he contribuido a construir su relación y lo último que quiero hacer es dañar a mi marido».