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«En la transición hubo un pacto entre PSOE y PC para relegar a las fuerzas republicanas»

«Buscamos educar en ciudadanía y regenerar la vida política del país»

«En la transición hubo un pacto entre PSOE y PC para relegar a las fuerzas republicanas»ángel gonzález

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-El término República, en España, tiene connotaciones que van más allá de una mera organización del Estado.

-El término República se ha ido prostituyendo y ha ido cambiando hasta el punto de que la quinta acepción del Diccionario de la RAE dice que República es un lugar donde reina el desorden. Esto demuestra que la transición no la hemos terminado y que falta mucha pedagogía republicana. Hoy hablar de «izquierda» y de «republicana» hace que mucha gente piense que nos tratamos de un partido extremista. Y, en realidad, es un partido moderado de izquierdas y netamente republicano.

-Reforma agraria, cambios profundos en el Ejército... ¿demasiadas transformaciones en tan poco tiempo?

-La República planteaba unos objetivos muy ambiciosos para una sociedad que no estaba preparada en ese momento. El pueblo pasaba muchas necesidades y era poco culto; por eso, premiaba más lo inmediato. Además, había otro tipo de poderes, presentes en la actualidad, como el de la Iglesia, a la que respeto profundamente pero que no deja de ser un poder fáctico y real. El pueblo tiene que ser libre, sometido a las leyes, y nada más. Había además una gran diferencia entre la gente del campo y la ciudad. Y, luego, estaba también el Ejército, con todo lo que eso supone.

-¿Qué asignaturas pendientes dejó sin abordar el proyecto republicano?

-El exceso que cometió la República fue el de las libertades. La República también cometió errores a nivel de poca prudencia. Hubo poco tacto con el tema de la religión. Hubo decisiones traumáticas que lo que hicieron fue enfrentar más, como es el caso de la expulsión de los jesuitas. Y, por último, hay que reconocer fallos por parte de los republicanos, como no apoyar el voto femenino. Tuvo que ser Clara Campoamor, desde el Partido Radical y con mucho tesón, la que abanderara la lucha para que las mujeres pudieran votar. Hay que hacer autocrítica y censurar esa actitud de mi partido, entre otros, por su postura sobre este asunto. No se quería que las mujeres votaran porque se presumía que estaban influidas por la Iglesia. Y no se quiso por miedo a perder el poder.

-El golpe de Sanjurjo y la Revolución del 34 son dos muestras de la inestabilidad del régimen. ¿Qué hubiera sido necesario para conseguirla?

-La República tenía dos enemigos: a la izquierda y a la derecha. Esta izquierda que ahora se declara entusiasta de la República en verdad creía que la República era un medio para conseguir objetivos que no eran realmente los de la consolidación de la República, como era la dictadura del proletariado o movimientos similares. Luego, por la derecha, había gente muy cercana al poder de la Iglesia que veía peligrar sus intereses.

-¿Cuál fue la función de las fuerzas republicanas durante la Transición democrática?

-En las primeras elecciones de 1977 no se legalizó a ningún partido que tuviera la palabra República en sus siglas. Partidos como Izquierda Republicana no pudieron ir a las elecciones. Se legalizaron dos meses después. Claramente aquí hubo un pacto entre el Partido Comunista y el Partido Socialista que llevó al ostracismo a los partidos republicanos. Se les tenía miedo, no porque moviera masas, sino porque movía cabezas. En los partidos republicanos había gente muy preparada, intelectuales que eran peligrosos si se ponían delante de un micrófono. La transición no fue un verdadero proceso constituyente porque no se planteó en ningún momento el modelo de Estado que los españoles querían.

-¿Está patrimonializada la República por parte de determinadas fuerzas y movimientos políticos?

-Hoy en día se confunde todo con respecto a la República, que se ha convertido en un gran cajón de sastre. Esto ha llevado a una utilización de la República como ideal político. En este contexto es donde aparecen determinados grupos que tienen su definición ideológica y que se apropian de la bandera y del concepto de República, que en realidad es patrimonio de todos. En la sociedad actual no estamos preparados para tener una República porque faltan republicanos, igual que faltaron con Manuel Azaña.

-¿Encarnan el sentimiento republicano las fuerzas de izquierdas con representación parlamentaria?

-Tenemos una izquierda que se apropia del concepto de República para no sacar sus propias banderas. Respeto profundamente a esa izquierda, pero tanto el PSOE como Izquierda Unida se dicen sentimentalmente republicanos, pero son más cortesanos que nadie. El Partido Socialista no fue un partido republicano, históricamente es un partido de poder. Lo ha demostrado cuando estuvo con Primo de Rivera en el Directorio, cuando se mete en la coalición republicano-socialista durante la República y lo demuestra cuando pacta con Franco la transición. Y lo demuestra ahora estando en una monarquía. El Partido Socialista es un partido de poder, no de Estado. Cuando se le achaca que no tiene una idea de Estado, es que no la tiene porque no la puede tener. Sin embargo, los republicanos somos españoles. Y tenemos una idea de Estado federal, pero la tenemos. Nuestra ideología proviene de Pi y Margall.

-Su partido llegó a formar parte de Izquierda Unida. ¿Por qué abandonaron la coalición?

-Yo nunca concebí cómo Izquierda Republicana pudo estar dentro de Izquierda Unida. Cuando en el año 2002 sale, yo no militaba en el partido. Izquierda Unida actualmente es un partido que está en todos los movimientos, que se dice republicano, pero que luego no hace la práctica diaria. Como ejemplo sólo hay que decir que su candidata número uno al Congreso en las pasadas elecciones, Laura González, es miembro del jurado de los «Príncipe de Asturias».

-¿Cuáles son sus propuestas para llegar a la República?

-No buscamos para nada la proclamación de la III República. Buscamos educar en ciudadanía, regenerar la política del país; lo demás, vendrá por sí solo. Lo que buscamos es que la ciudadanía se dé cuenta de que el republicanismo es algo cívico y la mejor expresión de la democracia. Además, estoy convencido de que el poder será de abajo hacia arriba. Lo primero será entrar en los ayuntamientos y así se seguirá hacia arriba.

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