Elisabeth López Valledor (París, 27-01-75) es la jugadora de balonmano más importante que ha dado Asturias a lo largo de su historia. Eli -como se la conoce deportivamente- es el buque insignia de un deporte que llegó a España a través del Principado y de las mujeres. Hoy, a sus 34 años, ha decidido poner fin a su trayectoria profesional y emprender otra en el mundo de la docencia. En ambas actividades hay que estar preparada para parar muchos golpes.

Eli es hija de la emigración. Sus padres se trasladaron a Francia para trabajar, y allí nació y vivió hasta los 10 años. Ya en Gijón, comenzó a jugar en el Colegio Manuel Rubio y ya desde pequeña destacó por su envergadura, lo que le daba mucha ventaja sobre el resto de competidoras. También desde el inicio se decantó por la portería, una decisión poco frecuente porque generalmente nadie quiere ese papel en ningún deporte. Sin embargo, su envergadura hizo que de vez en cuando se incorporase al ataque, en el que destacaba por su potente lanzamiento, con el que logró numerosos goles.

A medida que iba creciendo, comenzó a despertar el interés de los clubes de la ciudad. En su primer año como cadete recaló en el Balonmano Gijón, que por entonces contaba con muy pocos años de vida. Allí los técnicos decidieron frenar sus incursiones ofensivas, aunque al contar el club con una portera de buen nivel en el primer equipo cadete, Eli fue a parar al segundo, donde bien pronto dio muestras de sus cualidades.

En el Balonmano Gijón permaneció cuatro temporadas, los dos años de cadete y dos de los tres que por entonces conformaban la categoría juvenil. Durante ese tiempo era asidua componente de la selección asturiana, en la que tenía más libertad para incorporarse al ataque, hasta el punto de que en una fase final del Campeonato de España Eli fue la máxima goleadora del combinado regional, ya que lanzaba todos los penaltis e incluso se diseñaron algunas jugadas para aprovechar su lanzamiento.

Sin embargo, su gran valor estaba bajo los palos. Su gran envergadura no le restaba agilidad ni reflejos, y hacía de ella un muro infranqueable para las rivales. Se cuenta que por aquellos años otras selecciones comentaban que Asturias jugaba muy duro en defensa y no le importaba hacer muchos penaltis porque «tenía una portera que los paraba todos». Esa portera era Eli López, lo que le valió ser designada mejor jugadora asturiana infantil en la temporada 1988-89, cadete en la 1990-91 y juvenil en la 1991-92 y 92-93.

Precisamente en una de esas fases finales Eli fue observada por ojeadores de los poderosos clubes levantinos, que rápidamente hicieron las gestiones oportunas para incorporarla a sus filas. En 1993 acabó fichando por el Mar Valencia. Este club y el Sagunto, en el que ahora se retira, fueron los equipos con los que alcanzó los mayores éxitos. La gijonesa jugó en la máxima categoría del balonmano español durante dieciséis temporadas consecutivas. En su trayectoria hay cuatro ligas, tres copas de la Reina, una Supercopa de Europa y una Recopa. Su rendimiento no pasó desapercibido para la selección, con la que llegó a jugar en 171 ocasiones, incluidos unos Juegos Olímpicos. Fue plata en los Juegos del Mediterráneo y quinta en el Campeonato del Mundo de 2003.

Su genio y garra en la cancha contrastan con su timidez fuera de la pista. «No habla por no molestar», dicen de ella los que la conocen. Sin embargo, este carácter introvertido no fue obstáculo para que se alzara como defensora de sus compañeras de selección en un conflicto con la Federación que acabó pasándole factura. Eli fue la portavoz de una serie de reclamaciones que no sentaron bien en las altas esferas federativas. Eli, incuestionable hasta ese momento, dejó de ser convocada, perdiéndose por causas extradeportivas alguna cita importante. A pesar de su timidez, la mejor jugadora del balonmano asturiano mostró de nuevo su vena reivindicativa cuando, en 2004, todo su equipo, el Sagunto, posó desnudo en una foto en la que reclamaba mayor atención por parte de los patrocinadores. Una reivindicación que tuvo repercusión mediática pero que no supuso la llegada de más dinero al club.

Una fecha importante para Eli fue hace seis temporadas: después de diez años de no poder jugar un partido oficial en Asturias, volvía con el Sagunto a jugar un encuentro de Liga contra el Balonmano Gijón, que había logrado el ascenso a la División de Honor. También fue importante para ella ser llamada a formar parte de la selección asturiana absoluta, que jugó un partido internacional ante Islandia. Aquel encuentro llenó el pabellón de La Arena en las Navidades del año 2005.

A pesar de la distancia, nunca se olvidó esta destacada deportista de sus inicios en el Balonmano Gijón. «Iba a vernos cada vez que jugábamos en Valencia y ella estaba libre», recuerdan Armando Cortina y Javi Llorente, sus primeros entrenadores y aún hoy vinculados al club gijonés. Llorente recuerda el trabajo que costó traerla a un homenaje que el Gijón Balonmano quiso tributarle aprovechando la presencia de la selección española en Asturias. «Tuvieron que venir algunas compañeras con ella, porque sola no se atrevía», recuerda Llorente.

Eli López deja el balonmano por la puerta grande, en el pedestal de las mejores, en uno de los clubes más potentes y con una trayectoria deportiva impecable.