A. RUBIERA

La Asociación de Amigos de El Natahoyo tiene un cita mañana, sábado. Su comida anual desde hace ya dieciséis años, además de incluir un homenaje a un vecino ejemplar, José Luis Álvarez Margaride -presidente de Thyssenkrupp-, va a tener en esta ocasión un tinte reivindicativo. Uno de los organizadores del encuentro, Joaquín Cipitria, capitanea el interés de muchos de esos vecinos del barrio industrial que peinan canas por hacer valer el nombre y los límites fronterizos que siempre tuvo El Natahoyo. Por eso mismo, a la reunión de mañana irán pertrechados con un plano oficial del barrio con el cuño de la Unidad de Integración Corporativa del Ayuntamiento.

«Estamos fartucos de discutir con algunos que Santa Olaya o Poniente son barrios de El Natahoyo. Y donde hay información, no hay discusión. Este año vamos a taparles la boca a unos cuantos secesionistas», sostiene Joaquín Cipitria. En el plano oficial del barrio -que acompaña esta información- se puede ver que El Natahoyo, a efectos de consideración municipal, empieza en la mitad de la playa de Poniente, coge el Museo del Ferrocarril, llega hasta Sanz Crespo, baja por la avenida Príncipe de Asturias, pasa Cuatro Caminos y entra a la playa de El Arbeyal dejando a un lado la Casa del Mar y al otro el edificio de la EMA. Los organizadores del encuentro también han estado recopilando citas y referencias históricas del barrio, donde entre otras muchas cosas queda patente que antaño la hoy golosa playa de Poniente era conocida como arenal de El Natahoyo.

«Tenemos que ponernos firmes porque, si seguimos dejando que diluyan nuestras fronteras, al final ocurrirá como con la playa, que, aunque hubo algunas voces que pedían que se respetara nuestro nombre, al final optaron por ponerle Poniente. ¿Si San Lorenzo no es la playa del Oriente, ni El Arbeyal la de Occidente, por qué a nosotros tuvieron que quitarnos la identidad?», sostiene Cipitria. No es el único que ha tenido que llamar la atención a algunas autoridades locales por el mal uso, en público, de los límites del barrio.

En el fondo, lo que late en la discusión es el interés de muchos natahoyinos por resaltar el valor del que fue «barrio industrial por antonomasia, el que acogió a más de 5.000 personas trabajando directamente en los astilleros, el que llegó a tener más de 60 empresas ubicadas en sus calles... un barrio que dio de comer a casi todo Gijón».