A. RUBIERA

Después de más de cien rutas, tres guías, una senda -la del Oso- y muchos paseos publicados por la montaña asturiana, a los impenitentes caminantes en que se han convertido Carmen Piñán y Bernardo Canga les tocaba publicar una investigación. Por ir más allá, les tocaba hacer una contribución natural a la I+D+i (investigación, desarrollo más innovación). En eso, dicen, consiste su último libro, que se acaba de publicar y que se presenta en Gijón el viernes en el Antiguo Instituto.

«Lo de I+D+i nos lo sugirió el viceconsejero de Ciencia y Tecnología, Herminio Sastre, y nos parece un acierto. No es un libro como los otros que ya hemos hecho. Es nuestra aportación para poner en valor las vías históricas que han servido a la comunicación de Asturias», explica Bernardo Canga. Con un poso «más cultural, menos excursionista, quizá menos divulgativo que los otros libros», el nuevo texto lleva aparejado «un estudio de las calzadas romanas y, por abrir más el abanico, de las vías históricas asturianas que, lamentablemente, se están perdiendo. Si este patrimonio con el que nosotros contamos lo llegan a tener en Cantabria, Madrid o el País Vasco, por decir algunos, estos caminos estarían más cuidados; pero aquí lo estamos machacando a base de hormigón y de descuidarlos», anuncia Canga.

De ahí que su investigación se haya traducido en el inventario de un patrimonio que estos dos caminantes y expertos de la montaña se niegan a perder. El estudio se desglosa en 41 vías y 80 puentes.

«Hemos querido decir lo que existe. Promover su conocimiento y también algunos paseos -se añaden fotos y algunos croquis- para caminantes, porque el único peligro es que se están destruyendo a pasos agigantados», reitera Bernardo Canga. Para este enamorado de la Naturaleza, es inconcebible «que se estén promoviendo unos estudios oficiales -con el apoyo del Ministerio- sobre red de caminos naturales del Principado, donde en vez de ir por estas vías históricas están yendo por pistas, por carreteras asfaltadas y hasta por nacionales». El peligro tiene fácil expresión: «Una de las zonas donde más vías históricas había era en Redes. Sólo desde que comenzamos la investigación hasta ahora, que sepamos, ya hay dos caminos hormigonados en la zona de Arnicio. Y si eso pasa en un parque natural, ¿qué no pasará en otros sitios?», sostiene. Al margen de críticas, «que hacemos con afán constructivo», los autores se muestran muy agradecidos a muchos colaboradores en los que se ha apoyado el libro: al consejero Francisco González Buendía, «quien además de darnos el nombre de vías históricas nos puso en contacto con estudiosos como el urbanista José Ramón Menéndez de Luarca», a la sección verde de VAEMA y al gran asesor Severino Canal.

Para recomendar.

Camín Real de La Mesa.

«Era un tramo de la famosa Ruta de la Plata. Va limitando concejos y llega hasta Gigia. Se cree que fue prehistórica y fue un camino importantísimo, con muchos tramos».

Calzadilla de Llagu Ovia.

«Es una joya que poca gente conoce. Es un ramal de la calzada del puerto de Tarna hasta Campo de Caso, hacia Ponga».