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Los hosteleros de la Ería del Piles se indignan con el plan urbanístico que elimina sus locales

«¿Pero esto va en serio o es una broma del concejal?», se pregunta el gerente de uno de los negocios de la zona costera, de la que dependen 100 empleos

Los hosteleros de la Ería del Piles se indignan con el plan urbanístico que elimina sus localesjuan plaza

M. C.

«Gijón ya tiene bastantes paseos y zonas verdes como para que se quiera hacer uno nuevo donde ahora hay negocios que dan empleo a mucha gente. Al Ayuntamiento más le valía preocuparse por crear industrias en Gijón que por hacer parques, porque si la gente no tiene trabajo, los parques sólo van a servir para que vayan a comer pipas». De esta forma valoraba ayer Joaquín Ordieres, gerente del restaurante el Faro del Piles, el plan que un día antes presentó en concejal de Urbanismo, Pedro Sanjurjo, para eliminar las viviendas y las empresas que hay en primera línea de costa en la zona de la Ería del Piles (desde el Bellavista al Sanatorio Marítimo), sustituyéndolas por un parque y un ampliado paseo marítimo. Los negocios hostelero de la zona cuentan con cerca de un centenar de trabajadores, según la suma de las cifras facilitadas en los propios establecimientos.

Dichos negocios, según el plan, se podrían trasladarán a parcelas de la Ería linderas con la carretera de La Providencia y, por tanto, más alejadas del mar. Carlos Quiroga, que regenta el bar Ricks, se preguntaba: «¿y qué pasa con el "pelotazo" de los chalés del Rinconín, que tienen la bendición del Ayuntamiento?».

La indignación con el plan municipal fue la segunda reacción de los afectados, porque la primera fue la incredulidad: «¿Pero ésto es en serio o es una broma de este señor?», se preguntó el responsable de las Terrazas del Peri, Ángel Fernández, tras conocer el plan presentado por Sanjurjo. Hablando del plan de Sanjurjo, a alguno de los afectados le venía a la memoria el polémico serruchazo que intentó su antecesor en el cargo, Jesús Morales, en edificios próximos al Puerto Deportivo, un proyecto cuyo destino definitivo fue acabar en un cajón de la concejalía.

Los afectados se preguntaban ayer de dónde va a sacar el Ayuntamiento, en plena época de crisis, el dinero para las expropiaciones de viviendas y locales en primera línea de costa. No les compensa que les ofrezcan una reubicación más alejada del litoral porque «no es lo mismo estar en la fachada marítima que en la parte de atrás; eso nos iba a causar un gran perjuicio, a no ser que el Ayuntamiento subvencione nuestros negocios», apuntó Ángel Fernández.

Los vecinos del bloque de 32 apartamentos que también se pretende demoler también están que trinan con el plan. «Esto no se puede tocar, está autorizado. ¿Por qué van a tirarlo?», señala Honorio Núñez, uno de los residentes en los 10 apartamentos que están ocupados todo el año en el inmueble. Ni Núñez ni la presidenta de la comunidad de propietarios, Ana Domínguez, asumen la alternativa de que los realojen en otro edificio que se construya un poco más alejado de la costa. La sorpresa por el anuncio del proyecto previsto en el nuevo Plan General de Ordenación fue mayúscula entre los trabajadores de la zona, debido a que se produjo dos días después de que hubiera abierto el último local hoselero del Piles, «La Buena Vida», al que el Ayuntamiento concedió una licencia en precario. También, se preguntaba otro hostelero, cómo es posible que el Ayuntamiento ponga encima de la mesa un nuevo plan cuando aún no ha resuelto el problema que tiene en la zona de la Ería con vistas al Tostaderu, donde iba a ubicarse inicialmente el balneario. Ahí, en la zona denominada «API 100», está paralizado desde hace años el desarrollo de un importante complejo de ocio. «Mejor se preocupaban de acabar lo que empiezan. Eso sí que es una vergüenza, que ese proyecto lleve parados cuatro años por los pleitos con dos vecinos», y con algún que otro hostelero. La construcción de un parque en la Ería del Piles, si se promueve, podría acabar con las mismas complicaciones. Algunos afectados ya advirtieron ayer que el lunes, sin falta, pedirán cita con sus abogados.

El bloque de apartamentos que se prevé derruir con el nuevo planeamiento municipal, al fondo de la imagen, cuenta con 32 apartamentos, de los que sólo 10 hacen las funciones de vivienda habitual. La mayoría de estos apartamentos son segundas residencias de sus propietarios que los ocupan o los alquilan durante los meses de verano. En el bajo también hay un negocio hostelero.

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