J. M. C.

Con el ánimo de rebatir «a algunos historiadores revisionistas» que afirmaron que la aviación republicana al inicio de la Guerra Civil era muy poderosa en Asturias, Víctor Luis Álvarez, estudioso de la aviación militar en España durante la contienda de 1936 a 1939, se puso manos a la obra y escribió un extenso artículo, que tituló «La guerra en el aire en Asturias durante los tres primeros meses de la Guerra Civil». Anoche, en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, hizo un extenso resumen de dicho artículo, para demostrar, como afirmó el conferenciante, que la aviación republicana «era escasa, antigua y muy inferior a la del bando nacional».

Acompañado por el documentalista Javier de la Torre, el gijonés Víctor Luis Álvarez, vicepresidente de la Federación Asturiana Memoria y República, así como de la Asociación «Pozu Fortuna», explicó en su charla que tras la sublevación militar contra el Gobierno de la Segunda República (primeramente el 17 de julio de 1936 del Ejército de África estacionado en el protectorado español de Marruecos), «hay un gran caos inicial».

En el caso de Asturias, el coronel Aranda subleva Oviedo y se atrinchera en la capital de Asturias, mientras que en Gijón sucede lo mismo en el cuartel de El Coto con una guarnición de zapadores, y en el acuartelamiento del Regimiento «Simancas».

«Al principio de la guerra el Gobierno de Madrid da poca importancia al Norte, más preocupado por la sierra del Guadarrama y por el Sur», por donde subían las tropas sublevadas en Marruecos en dirección a la capital. Por ello, relató Víctor Luis Álvarez, «el único avión que mandan a Asturias es uno de pasajeros, moderno, un Douglas de las Líneas Aéreas Postales Españolas, al que le quitan la puerta y con una tabla como las de lavar lo convierten en bombardero». No obstante, explicó el conferenciante, «el avión no tenía visor de bombardeo», esencial para arrojar la carga de bombas en el lugar indicado.

En cambio, prosiguió Víctor Luis Álvarez, «los aviones de los sublevados eran militares, no civiles como los republicanos». Eso se debió a que «la base de León (en la Virgen del Camino), la más importante del Norte», cae en poder de los sublevados al comienzo de la guerra.

«Allí había 24 aparatos Breguet XIX, de reconocimiento y bombardeo ligero, que se quedan en 22 debido a que republicanos consiguen escapar con dos de ellos». Según Víctor Luis Álvarez, las dos escuadrillas de Breguet, «unos aviones que, como toda la aviación militar española, estaban pensados para bombardear las kábilas del Rif», permitieron a los sublevados bombardear ya Gijón el 22 de julio, «matando a gente en La Calzada».

Durante todo el verano de 1936 la situación no cambió y Víctor Luis Álvarez ciñó en el 17 de septiembre el «punto de inflexión» con la entrada en Oviedo de las columnas gallegas, las tropas de socorro enviadas por los sublevados en apoyo de Aranda. Ese día, señaló el conferenciante, «hasta 16 aviones de la base de León, donde ya estaba la Legión Cóndor alemana», apoyaron el avance y la ruptura del cerco, mientras que los republicanos «no pudieron poner en el aire más de tres aviones» y «con la entrada de las columnas gallegas en Oviedo cambió la guerra».