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Ingenio de gran cilindrada

Catorce estudiantes de Ingeniería del campus gijonés ultiman una moto de competición cuyas características medirán en octubre ante otros diseños internacionales

Ingenio de gran cilindradaángel gonzález

C. JIMÉNEZ

Catorce estudiantes de ingeniería procedentes de las áreas de diseño mecánico, construcción, fabricación, electrónica, electricidad y energía se preparan desde hace más de un año para cumplir el que podría ser el sueño de todo ingeniero: construir una moto de competición de alta cilindrada en el marco de una convocatoria de ámbito internacional, «Motostudent». Fue a finales de 2008 cuando los alumnos del campus de Gijón decidieron asumir el reto de la organización del certamen. Su actual tutor, el profesor Álvaro Noriega, animaba ya entonces a los estudiantes de la Politécnica a probar suerte. Aquella propuesta tuvo éxito y por el momento ya suman dos ediciones del certamen con participación de la institución académica asturiana. Para cumplir el objetivo de la convocatoria el equipo debe considerarse integrado en una empresa fabricante de motos. «Teniendo en cuenta lo retraído que está todo, lo más difícil es lograr patrocinadores», confirma el director del equipo, Miguel Muñiz Calvente. De ahí, que buena parte de los esfuerzos realizados durante los últimos doce meses hayan tenido que ver con algo que no se les enseña en la Universidad: la labor de comerciales de su propio producto, pues sin el apoyo empresarial no sería posible desarrollar el proyecto, confirman los estudiantes.

Por el momento cuentan con el respaldo de la propia Universidad (a través de los departamentos de Construcción e Ingeniería Eléctrica), los colegios de Ingenieros Industriales e Ingenieros Técnicos Industriales de Asturias, la Escuela Politécnica de Ingeniería de Gijón y el centro de FP IES Noreña, además de Suzuki. «La financiación estaría siempre ligada a empresas de la comunidad autónoma», explican, pues según las bases de la convocatoria uno de los objetivos es atraer a empresas interesadas en desarrollar comercialmente el proyecto. Este año, además de desarrollar un prototipo vistoso, llamativo y funcional han optado por incorporar algunas innovaciones que confían les lleven a los primeros puestos de la competición. Todo, con el objetivo de no superar los 43.535 euros de presupuesto que se han marcado.

«Estamos tratando se sensorizar casi todo para la puesta a punto de la moto para intentar después que pudiera transmitir los datos en directo durante las pruebas en circuito», explican los integrantes del equipo. Además una pequeña cámara en la parte trasera de la motocicleta dará al piloto (en el cuadro de mandos) una visión de todo lo que está pasando por detrás de él. «Lo que se les enseña en la Universidad está hecho, ahora queda parte de la labor comercial», apunta su tutor, Álvaro Noriega. Los alumnos confían en que, en los próximos meses, el apoyo de los patrocinadores logre cubrir todo el presupuesto de fabricación. «El chasis y el sistema de amortiguación está acabado y probado», indica Miguel Muñiz. Han podido, incluso, realizar un prototipo en madera de la motocicleta en tanto que se completa la fabricación del bastidor y el basculante.

Otra novedad la han desarrollado los integrantes del equipo de carenado y tiene que ver con el revestimiento que se aplica al chasis, ya que se ha desarrollado un asistente aerodinámico que permite evitar que en frenadas de emergencia se levante la rueda trasera de la moto. «La intención es que frene más en el eje trasero, justo al revés que el sistema DRS de la Fórmula 1», explica Jezhabel Alonso, del equipo de carenado para justificar en este caso el aumento de la carga aerodinámica en la parte posterior de la motocicleta.

La puesta a punto de su proyecto les llevará a pasar parte del verano en la Universidad. Su sueño es poder llegar a ser los primeros en las pruebas que se realizarán en el circuito de Alcañiz, en octubre. «En septiembre esperamos tener la moto ya fabricada y llevarla a rodar a algún circuito», confirman, pensando en un futuro dedicados a la alta competición. «La verdad que es un sector en el que existe bastante competencia. Es un sueño difícil porque piden mucha experiencia», afirma Jezhabel Alonso, en nombre de todos sus compañeros de equipo.

La competición Motostudent, promovida por la Fundación Moto Engineering con la colaboración de importantes firmas del motociclismo como Dorna o Anesdor, es un desafío entre universidades nacionales, europeas y del resto del mundo. En la última edición tomaron parte 24 equipos y este año se espera la participación de grupos del Politécnico de Torino, de Irlanda, Portugal y también de Estados Unidos. «El final, las pruebas sobre el circuito, depende de muchas cosas; pero los ojeadores miran mucho de donde parten los estudiantes y a dónde han llegado», sostiene el tutor. Para los alumnos el desafío es doble pues ninguno de ellos ha trabajado antes como ingeniero. «Esa es una ventaja que llevan sobre sus compañeros de promoción», argumenta Noriega. «Lo más difícil ha sido la parte de contabilidad y negociar con los suministradores», confirman los integrantes del equipo.

En poco más de tres meses serán evaluados de todo ese trabajo. Será su examen más importante. Y el primer paso hacia el sueño de Borja Felechosa, Jezhabel Alonso, Borja Blanco, Miguel Álvarez, Sergio Valdés, Blas Puerto, Diego González, Jairo del Blanco, David Menéndez, Rubén Álvarez, Miguel Muñiz, Daniel Ampudia, Jorge Pastrana y Enol González. Los 14 integrantes del equipo «MS2-Uniovi».

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