El síndrome de Down se normalizó hace tiempo sobre los escenarios. Muy pocos son los que se extrañan hoy de que jóvenes con discapacidad intelectual se desenvuelvan con facilidad en un teatro o ante una cámara. Y eso han vuelto a demostrar los gijoneses Sandra García Coronas, Javier Palacios Alonso, Jara Menéndez Valle y Javier Carcedo Lobeto, miembros de la asociación asturiana "Alarde" que trata de fomentar el desarrollo y disfrute de las artes por parte de personas con discapacidad física, intelectual o sensorial. Ellos son los protagonistas del poema visual "Emily" que presenta estos días la escritora, dramaturga y actriz Angélica Liddell -premio Nacional de Literatura Dramática- en el laboratorio de sonido del Centro de Arte y Creación Industrial.

La artista contactó primero con la Federación de Asociaciones para la Integración de Personas con Discapacidad Intelectual del Principado (FEAPS) que les derivó a "Alarde", donde llevan años formando en todo tipo de ámbitos a través de su Escuela de Arte a personas con discapacidad. Danza, teatro, bailes de salón o talleres de habilidades sociales y expresión corporal son solo algunas de las propuestas que ofrecen en pos de la integración. Javier, Sandra y Jara llevan años allí. "Me encanta el teatro, yo quiero ser actriz", confiesa Jara. Su compañera en la pieza de Liddell aporta, además, un referente en el mundo de la música. "Después de esto, a mí me gustaría ser como Rosa López", apuntó sobre su interés por compaginar el teatro con la canción.

Los cuatro se encuentran desplazados estos días en Ginebra, donde se estrena, en el marco del certamen de artes escénicas contemporáneas, la pieza "Esta breve tragedia de la carne", fruto de la última residencia en LABoral de Angélica Liddell. Para algunos de los chicos ha sido, incluso, su primer viaje en avión. Pero no ven dificultad alguna en estos retos.

Cuando la artista acudió a la asociación "Alarde" esperaba contar con dos chicas y dos chicos. Al casting inicial se presentaron siete personas que luego, por diversas circunstancias, se fueron descolgando hasta quedarse en los cuatro jóvenes actores de entre 17 y 30 años que prometen dejar bien alto el pabellón. "Yo toco el piano y aprendí a cantar con mi propia música. También hago danza", contaba Javier como principales méritos para continuar desarrollando su faceta artística.

Los cuatro ya han actuado en los centros municipales de Gijón en las funciones de fin de curso que la asociación ofrece periódicamente en la ciudad de Gijón. "Estoy orgullosa de mi misma", proclama Sandra García tras el estreno de la pieza de Liddell en la Laboral. Las dos chicas y los dos chicos con síndrome de Down emplearon cerca de dos horas diarias durante cinco jornadas, del 14 al 19 de agosto pasados, para atender a las necesidades de la creadora. "Fueron muy atentos con nosotros", constataron los gijoneses.

Angélica Liddell los convirtió en apicultores para la pieza "Emily". Los cuatro chicos llevan un ataúd blanco donde supuestamente se encuentra el cadáver de la joven Emily Dickinson, convertida en "Julieta" en la interpretación que la autora realiza entre el amor sacro y el amor profano. "Vaya calor que pasamos con los trajes", confesaron divertidos los actores de "Alarde".

Los responsables de la asociación reconocen que al principio se veía como "algo irreal" la colaboración con Angélica Liddell pero a medida que fueron avanzando en los ensayos se dieron cuenta que todo era posible. "Los chicos encajaron muy bien y se adaptaron perfectamente", confirmó Azucena Corona coordinadora de algunas de las actividades de "Alarde" quien coincide con al presidenta de la asociación en que no hay nada que se les ponga por delante a estos cuatro jóvenes gijoneses. "Queremos que hagan de todo; tenemos campeones de natación, practican surf, hacen baile...", relata la presidenta Pilar Vigil.

La de Sandra García, Javier Palacios, Jara Menéndez Valle y Javier Carcedo es un ejemplo de superación personal donde anteponen a cualquier limitación su entusiasmo en cualquier tarea que emprenden. "Están ilusionadísimos", confirman sus tutores. La profesora de teatro María Luisa Novo les acompaña en este viaje al Festival de Ginebra. Mientras tanto los chicos ya piensan en su próximo reto. "A mí me gustaría ir a Cuba", confirma Sandra.