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Alumnos que desalientan la mediocridad

Un niño armenio que en un trimestre dominó el español y logró sacar sobresalientes y los escolares que pidieron al municipio apoyo para una compañera ciega, entre los distinguidos con los premios educativos 2015

Alumnos que desalientan la mediocridadJUAN PLAZA

Los nombres de cerca de 70 alumnos gijoneses sonaron ayer entre aplausos en el Antiguo Instituto. Todos ellos eran los protagonistas del acto académico más entrañable en el municipio, los Premios Educativos 2015, que se conceden a quienes, como recordó el jurado y la concejala de Educación del Ayuntamiento gijonés, Montserrat López, son pese a su corta edad "ejemplo de implicación, esfuerzo y compromiso con la vida". Unos premios, con categorías individuales y colectivas ya sea por la excelencia académica, el esfuerzo meritorio o alguna elogiosa colaboración entre iguales, que son "un aliciente y un reconocimiento público" con los que "queremos desalentar la mediocridad", razonó la concejala. La escuchaban atentos los aludidos, emocionados los maestros y tutores, y tremendamente orgullosos los familiares.

Sin menospreciar a ningún otro, quizá los premios que arrancaron mayores ovaciones fueron los que distinguían tanto el esfuerzo personal como la sociabilidad. Y si había un alumno que lo encarnaba todo, ese era Vazgen Mousesyan, 12 años, en la actualidad estudiante del IES Jovellanos y hasta el pasado año de La Escuelona. Armenio de nacimiento, Vazgen llegó hace poco más de tres años a Gijón con sus padres, ciudad en la que desde hace nueve años viven sus abuelos. "Vinimos por trabajo; todos salimos de nuestro país buscando algo básico: trabajo", contaba emocionada "y muy orgullosa" su abuela, Elina Vazul.

Vazgen recuerda que cuando llegó a España "sólo sabía decir hola, gracias y perdón. Porque lo había buscado con un traductor". El estudiante tiene muy presente el gran esfuerzo escolar que hizo. "En tres meses aprendí el idioma. Me tuve que esforzar mucho para poder sacar buenas notas", sostiene. Y le cundió: acabó Primaria con "diez dieces y nueve nueves. Todo el mundo que me ayudó mucho". Lo más duro que recuerda fue "estudiar Conocimiento del Medio, porque eran muchas cosas y lo tenía que empollar porque no sabía como resumirlo", relata entre risas. Vazgen, con una gran facilidad para hacer amigos, no sufrió rechazo y sostiene que lo más complicado fue conseguir "que los compañeros se aprendieran mi nombre". Ayer, con el primer premio que recibía en su vida, pensaba en "mi familia. Para ellos esto es emocionante".

Como emocionante resultó para todo el público aplaudir a los alumnos de un aula de tercero de Primaria del Corazón de María que el pasado año fueron noticia nacional por la iniciativa que tuvieron para ayudar a su compañera Lía del Mar Díaz, una niña con graves problemas de visión. Preocupados por el peligro que corría a diario en su recorrido hacia el colegio por no distinguir bien los colores de los semáforos, los niños -alentados por su tutor, Carlos Pellitero- no dudaron en dirigirse al Ayuntamiento para que facilitaran a la familia de Lía del Mar un dispositivo que accionase las señales acústicas de los semáforos próximos al colegio. Ayer todo el grupo celebraba con ganas su premio en la categoría de sociabilidad colectiva. En la misma categoría el accesit fue para unos alumnos del colegio Santa Olaya que durante años han sido ejemplo para todos sus tutores, como bien comentó una de ellas, Mª Carmen Iglesias. "Es un grupo que tuvo unas circunstancias muy difíciles por la incorporación paulatina de alumnos inmigrantes, con necesidades específicas, de centros de acogida, de familias con graves dificultades socioeconómicas... y de todo. Y esos niños y sus familias hicieron una labor continua de integración y de apoyo". Merecidísimos premios.

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