La reciente apertura pública de los jardines del Tren de la Libertad permite acercar peatonalmente dos de los barrios más antiguos de la villa: el Parrochu y el Carmen, a través de una acera que atraviesa lo que desde mediados del siglo XIX fueron las instalaciones del Ferrocarril de Langreo. En la fotografía, la acera que une, en línea recta, el principio de la Carretera Vizcaína (por la plaza del General Riego) con la calle del Marqués de San Esteban, a través de la de Joaquín Alonso Bonet.