No hay redobles más tristes que los de los tambores de los nazarenos anunciando el inicio de la Semana Santa. Anoche, con el viento soplando por los quicios de la iglesia de San Pedro, el desaliento era aún mayor. No hay posibilidad de que cambie el guión, Jesús tiene que morir un año más. Se nos encoge el alma, pero aquí estamos. Y un año más las solemnidades dieron inicio con la lectura del Pregón Literario.

José Ramón Fernández Costales, con su voz solemne, dio la bienvenida a la asistencia. Paz y bien, dijo, antes de exclamar: ¡Hagan su entrada los hermanos mayores acompañando al pregonero, don Álvaro Muñiz Suárez! ¡Redoblen los tambores!

En sus palabras, Ignacio Alvargonzález, hermano mayor de las tres cofradías penitenciales, comentó que este año la Luna llena nos ha dado una Pascua madrugadora. Hizo mención al papa Francisco al recodarnos que estamos en el año jubilar de la Misericordia, definido por Su Santidad como fuente de alegría, de serenidad y paz. Y para entender este mensaje, añadió Ignacio Alvargonzález, basta mirar la expresión del rostro de nuestro Cristo de la Misericordia. Tras agradecer la colaboración de la iglesia de San Pedro y su párroco, Javier Gómez Cuesta, la de las Fuerzas Armadas, Protección Civil, las empresas patrocinadoras, y sobre todo la de los fieles, "quienes dan sentido a nuestro esfuerzo", Ignacio Alvargonzález se refirió al pregonero.

Álvaro Muñiz Suárez, es gijonés. Hizo sus estudios en el Colegio de la Inmaculada, donde es "Alumno distinguido". En 1975 entró a trabajar en la Cámara de Comercio y después de pasar por diversas responsabilidades, en el año 2000 fue nombrado director general de la misma. El 2013 asume la presidencia del Ateneo Jovellanos, dándose la circunstancia de que Álvaro Muñiz es el tercer presidente ateneista que a su vez es pregonero de la Semana Santa. Le precedieron Torcuato Fernández Miranda, y Lorenzo Sarmiento.

Álvaro Muñiz, en el uso de la palabra dijo que apelaba a la tolerancia del respetable para permitirse una licencia: "¡Aupa Sporting! Como en el Antiguo Testamento, David ha vencido a Goliat". Añadió que había sentido vértigo ante la propuesta de ser pregonero. "La Semana Santa nos da la oportunidad de reflexionar sobre la pasión y muerte de Jesucristo, sobre la gran tensión que hubo de sufrir, hasta el punto que clama al Padre, diciendo: Aparta de mí este cáliz." Fue el suyo un discurso muy sentido, lleno de gratitud a los organizadores de la Semana Santa por ayudarnos a acercar nuestra sensibilidad a la figura de Cristo. Comentó, que muchas veces se da la Semana Santa una interpretación cultural, pero no, es sobre todo un vehículo de fe.

Hizo mención el pregonero a la trayectoria de la Semana Santa gijonesa, que desde el siglo XVII hasta hoy ha pasado por múltiples avatares, pero felizmente en las últimas décadas su camino es ascendente, consiguiendo una alta consideración.

Al finalizar su pregón, Alvaro Muñiz recibió las medallas de las tres cofradías, Santo Sepulcro, Vera Cruz, y Santa Misericordia, así como el diploma de Cofrade de Honor. El Coro Sinenonime, que dirige Carlos Esperón, selló la ceremonia ofreciendo un breve concierto.