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En retrovisor

El ministro Cambó promovió la electrificación del puerto de Pajares

Los reyes volvieron para coronar a la Virgen de Covadonga e inaugurar el primer parque nacional, creado por iniciativa del gijonés Pedro Pidal

El palacio de Revilla-Gigedo, donde se hospedaron los reyes en 1918. COLECCIÓN VINCK

Si la guerra de Cuba hizo que llegasen a El Musel los sabrosones ritmos caribeños con danzones y guajiras como consecuencia de la vuelta de los emigrantes de ultramar, la guerra de Europa trajo el jazz nacido en los guetos afroamericanos de New Orleans y que ya arrasaba en los Estados Unidos. Una forma diferente de entender las composiciones y el baile -liberadora y sensual- que triunfalmente abría su camino entre los ritmos imperantes entonces como el fox-trot y el five-step. Una nueva música que aportaba un aire fresco en aquella Vieja Europa que también afrontaba otra etapa histórica tras el armisticio que puso el punto final al conflicto bélico, en el que murieron más de diez millones de personas. En España, el hambre se extendía entre la población con tanta virulencia como la epidemia de la gripe. Y enmarcando aquel paisaje de nuestro país, las reivindicaciones nacionalistas tomaban ya fuerza en Cataluña, Galicia y Andalucía.

El nacimiento de la Liga Regionalista Astur

En Asturias, por innegables razones históricas, no íbamos a ser menos, desde luego. De ahí que en el "Teatro Jovellanos" -el 15 de enero de 1918- Nicanor de las Alas Pumariño promocionase la "Liga Pro-Asturias", tras haber sido aprobada en la Junta Regionalista del Principado la "Doctrina Asturianista". En una publicación se recogía todo lo referente a los fueros asturianos, la Junta General del Principado, la personalidad regional de Asturias y la Monarquía Asturiana. Una de las ideas que se puso en marcha fue la creación de un Centro de Estudios Asturianos que sirviese como catalizador cultural de la "Liga Regionalista Astur". No faltaba razón a quienes ya en aquellos tiempos mantenían la defensa de la autonomía con argumentos como éste: ¿Qué tienen los catalanes que no tengamos nosotros? ¿Qué tienen los paisanos de Cambó que no tengamos los de Melquíades Álvarez? La desacertada política de los gobernantes y el tener la sensación de que estamos dejados de la mano de Dios, nos ha llevado a querer regir nuestro propio destino. Asturias quiere la autonomía". El desencanto entre el personal era total.

Galdós ya advirtió hace un siglo del grave problema político de los españoles

Así lo había escrito en un valiente aguafuerte y clarividente daguerrotipo -"Cánovas: La fe nacional y otros escritos",1912- Benito Pérez Galdós: "Los dos partidos que se han concordado para turnarse pacíficamente en el poder son dos manadas de hombres que no aspiran más que a pastar en el presupuesto. Carecen de ideales, ningún fin elevado los mueve; no mejorarán en lo más mínimo las condiciones de vida de esta infeliz raza, pobrísima y analfabeta. Pasarán unos tras otros dejando todo como hoy se halla y llevarán a España a un estado de consunción que, de fijo, ha de acabar en muerte. No acometerán ni el problema religioso, ni el económico, ni el educativo; no harán más que burocracia pura, caciquismo, estéril trabajo de recomendaciones, favores a los amigotes, legislar sin ninguna eficacia práctica y adelante con los farolitos... Si nada se puede esperar de las turbas monárquicas, tampoco debemos tener fe en la grey revolucionaria.

No creo ni en los revolucionarios de nuevo cuño ni en los antediluvianos. La España que aspira a un cambio radical y violento de la política se está quedando, a mi entender, tan anémica como la otra. Han de pasar años, tal vez lustros, antes de que este Régimen, atacado de tuberculosis étnica, sea sustituido por otro que traiga nueva sangre y nuevos focos de lumbre mental. Tendremos que esperar como mínimo cien años más para que en este tiempo, si hay mucha suerte, nazcan personas más sabias y menos chorizos de los que tenemos actualmente".

¿Nos vale este espejo para mirarse en él y reflexionar?

Los reyes volvieron a Gijón para el centenario de la batalla de Covadonga

El rey Alfonso XIII y la reina Victoria Eugenia volvieron a Gijón el 6 de septiembre de 1918 para presidir el duodécimo centenario de la batalla de Covadonga y se hospedaron en el palacio del conde de Revilla-Gigedo, a fin de presidir los actos oficiales en Covadonga consistentes en la coronación de la virgen y a la inauguración del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga que fue el primero creado en España, gracias a la iniciativa de Pedro José Pidal y Bernaldo de Quirós (Somió, 1870- Gijón,1941), primer marqués de Villaviciosa y uno de los gijoneses más polifacéticos en aquellos tiempos.

En la comitiva regia estaba, el leal asesor Francesc Cambó -el líder de la "Liga Regionalista Catalana" que era autonomista, pero no separatista- quien siendo ministro de Fomento propuso nacionalizar la red ferroviaria española y pronunció un vibrante discurso en el pabellón de verano del RCAR. El Cronista Oficial de Gijón, Joaquín Alonso Bonet lo describió así: "Su oratoria no era florida, sino tajante y seca. Parecía que hablaba con números solamente. Allí estaba la Asturias productora a la que se dirigió hablándoles de dos puertos: el del Musel y el de Pajares. Del primero dijo que había que dotarle de más líneas de atraque. Del de Pajares confirmó lo que ya de público se decía y era que estaban hechos los estudios para electrificar la línea ferroviaria y que era inminente la transformación tan esperada. Había que terminar con aquel transporte anticuado y renqueante dañoso no sólo para Asturias, sino también para el resto del país. Y, al decir esto estalló una larga y cerrada ovación de los presentes, que veían acabadas para siempre las pesadillas de incomunicación de la provincia. El entusiasmo era indescriptible. Ya entonces se lanzó la idea de colocar en lo alto de Pajares un busto del ministro como testimonio de gratitud del pueblo asturiano. Pero este homenaje no llegó a realizarse. Seis años más tarde, las obras de electrificación estaban a punto de terminarse. Pero Cambó ya no se hallaba en España. Había sido implantada la dictadura militar del general Primo de Rivera".

Francesc Cambó solamente duró ocho meses como ministro de Fomento -de su experiencia hasta publicó un libro- y en la inauguración oficial de la modernización de las comunicaciones férreas por Pajares, el 15 de agosto de 1924 se puso las medallas el general Primo de Rivera, ostentosamente a bordo de una locomotora eléctrica, tras asegurar previamente los técnicos de la resistencia y seguridad de aquel innovador trazado.

Los aplausos y vítores protocolarios siempre suelen ser para los que presiden las inauguraciones y no para quienes promovieron las obras. Sirva este artículo como recuerdo de homenaje a su verdadero impulsor, Francesc Cambó, quien fue cesado tres meses después de su histórico discurso en el Real Club Astur de Regatas de Gijón.

El pantagruélico menú del banquete dado en el Real Club Astur de Regatas

Aquel importante discurso del ministro de Fomento, Francesc Cambó para la historia de Gijón y la modernización de las comunicaciones férreas con Asturias -una vez más la historia se repite, ya que un siglo después seguimos en una batalla similar, con la famosa variante de Pajares para el tren de alta velocidad, porque los políticos no logran nunca ponerse de acuerdo en nada y respetar lo que previamente han dispuesto sus predecesores- fue pronunciado el 7 de septiembre de 1918, en presencia de don Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia -antes de asistir a los actos oficiales en Covadonga- en el pabellón de verano del Real Club Astur de Regatas donde se les dio un espectacular banquete con el siguiente pantagruélico menú: entremeses variados, "consomé Luis XV", "langosta a la Neva", "solomillo Richelieu", "mouses de foie-gras a la geffe", espárragos en salsa holandesa capones asados, ensaladas del tiempo, helados biscuit a la genovesa y postres.

¡Vaya saque que tenían entonces, pardiez!

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