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De Haro: "Los nuevos tratamientos quirúrgicos y médicos van a cambiar el futuro del ictus"

El cirujano vascular destaca que se trata de una enfermedad de alto impacto que ahora causa más de un millón de muertes al año en Europa y un gran gasto sanitario

Cerca de 400 miembros de la Sociedad Española de Angiología y Cirugía Vascular, que preside el asturiano Javier Álvarez -jefe de servicio de Cabueñes-, debaten estos días en el recinto ferial Luis Adaro sobre las cuestiones más candentes de la especialidad. Y ayer uno de los debates se centró en el ictus. Una enfermedad que en los últimos años ha cogido una dimensión muy evidente, hasta el punto de haber calado como un problema sanitario importante entre la población.

Y los especialistas no le restan méritos a esa condición de problema sanitario de altísimo impacto. "Actualmente el ictus es la segunda causa de muerte en los países occidentales. En Europa los últimos datos apuntan a que hay 1.400.000 ictus anuales que causan 1.100.000 muertes anuales en el continente, con un coste de 38.000 millones de euros anuales dedicados a los tratamientos. Así que sí, es un gran problema sanitario", concretó el doctor Joaquín de Haro, del servicio de Angiología y Cirugía Vascular del Hospital Universitario de Getafe y uno de los expertos españoles que participa en la actualización de las guías europeas sobre salud vascular.

De Haro recordó que el el ictus isquémico -el que se produce por una reducción del aporte de sangre al cerebro- es "una presentación más de la arteroesclerosis", que igual que puede afectar a nivel coronario provocando un trombo, "también repercute a nivel de las arteria carótidas o las arterias cerebrales", explicó.

"La arterosclerosis no es más que un proceso inflamatorio que afecta a la pared de los vasos, produciendo un acumulo de sustancias nocivas, que puede llevar a un menor aporte sanguíneo a determinados tejidos. El incremento de este problema, y por tanto de los casos de ictus, está en relación con la alta prevalencia de factores como la hipertensión, el colesterol, la diabetes y la edad cada vez más longeva de los pacientes", señaló.

Frente a una realidad muy tozuda y de gran calado, Joaquín de Haro ofreció una visión esperanzadora del futuro, que asoció "a los nuevos tratamientos médicos y quirúrgicos". En concreto, mostró su confianza en que "los nuevos anticoagulantes orales van a cambiar los parámetros de cómo se trata esta enfermedad. Aún deberán pasar algunos años, pero la información que estamos recibiendo es que puede que se vaya a cambiar la aproximación completa a este tipo de enfermedades. Porque cada vez confiaremos más en tratamientos que serán más efectivos en el momento agudo de la enfermedad, y en otros fármacos que serán muy seguros y eficaces en la prevención".

En lo relativo al presente, el experto -vinculado por su familia política a Asturias, en concreto a Salinas- admitió la importancia de las unidades de ictus que se han creado en la mayoría de los hospitales, gracias a las cuales hay un abordaje rápido de la enfermedad y se afronta desde un punto de vista multidisciplinar -con peso principal de los neurólogos-. "Está comprobado que estas unidades están mejorando los porcentajes de recuperación de los pacientes", comentó. En el caso del papel del cirujano vascular, que ayer se reivindicó especialmente en la Feria, éste implica llevar la voz cantante en esos casos agudos donde lo que hay que prevenir es que se produzcan nuevos ictus tras sucederse uno inicial, y eso pasa por una intervención en la arteria carótida para revascularizarla y propiciar un mayor paso sanguíneo. "Cuando la causa del ictus es que se tiene una placa en la arteria carótida, que ha producido una estenosis, es decir una estrechez del vaso por encima del 60%, la revascularización de esa carótida supone una reducción muy sustancial del riesgo de tener nuevos ictus. Y es ahí donde nosotros debemos aportar mucho", comentó.

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