Una víbora de unos 50 centímetros ha aparecido en el barrio gijonés de Tremañes. Fue una niña de unos diez años la que encontró al reptil mientras jugaba en la calle. La pequeña avisó en un primer momento a un familiar cuya intención fue deshacerse de la serpiente, algo que a la niña no le gustó y por eso protegió al reptil hasta que, con la ayuda de una espumadera, lograron introducirlo en una caja.

Acto seguido la familia de la menor se puso en contacto con el Cepesma para que se hiciera cargo del reptil. "La niña nos ha dado una lección a todos de cómo tratar a un animal", asegura Luis Laria, presidente y fundador de la Coordinadora para el Estudio de las Especies Marinas. Con sus 50 centímetros de longitud, se trata de un ejemplar muy grande para ser una víbora de Seoane, ya que esta especie de serpiente alcanza como mucho los 55 centímetros.

Actitud premiada

La valentía de la menor tiene premio. Gracias a su actitud, por la que cuidó del reptil, la niña va a tener una recompensa en forma de libros por parte del Cepesma. "Hay que alabar la actitud de la menor, no dejó a la serpiente sola en ningún momento y la cuidó hasta que llegamos", dice Laria, quien va a obsequiar a la pequeña con una veintena de libros sobre naturaleza para que continúe aprendiendo sobre la vida animal.

Además de esta víbora, encontrada en Gijón, en las últimas horas se han recogido otras dos más, una de ellas en Querúas y otra en Otur. En 2017, el Cepesma, recogió un total de 70 reptiles en todo el Principado. Esta organización lleva tiempo pidiendo que no se mate a las serpientes que se puedan encontrar los ciudadanos. Ante ellas hay que actuar con precaución y respeto, pero nunca con temor y, mucho menos, acabando con su vida.