VÍDEO: Así fue el gran susto de Roca Rey al matar un toro en Gijón
El peruano, gran triunfador en la Feria Taurina de Begoña, se tropezó tras clavar el estoque al morlaco, que se fue a por él antes de caer sobre la arena | Padilla también sufrió otra cogida
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Roca Rey demostró en Gijón que él es el nombre propio del futuro de la tauromaquia. Una vez más, puerta grande: dos orejas a su primer toro y otra más a su segundo, último de una tarde en la que también salió a hombros Juan José Padilla en su despedida de la plaza de El Bibio. Otra tarde de gloria que el peruano suma a sus escasos 21 años: el público vibró con su faena, emocionante y metiéndose entre los pitones cuando las circunstancias lo requerían.
Pero no estuvo el diestro latinoamericano exento de peligro, ni mucho menos. Su torería le hace asumir riesgos y eso hizo para asegurarse un buen espadazo que le garantizase "tocar pelo" en el último toro de la tarde. Roca Rey entró con todo y con todo clavó el estoque. Pero su fuerza e ímpetu le hicieron dar un traspié cuando salía de la cara del morlaco. Gran susto al canto.
El animal, de la ganadería de Montalvo, se agarró a su último arreón y, pese al espadazo profundo, se lanzó a por Roca Rey. Por fortuna, no acertó a empitonarle, aunque sí se llevó un buen revolcón y unas cuantas contusiones que le hicieron cojear. Como se aprecia en el vídeo, la cuadrilla anduvo rápida para quitarle el toro, al que finalmente le arrancó una oreja, con fuerte petición de la segunda.
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Padilla, prendido por el pañuelo
No fue el único susto de la tarde. El otro lo protagonizó, como no, Juan José Padilla. Ocurrió en el primero de la tarde. El jerezano, también cuando entró a matar, sufrió una cogida que pudo ser mucho peor: el toro le prendió del pañuelo de pirata que cubría su cabeza y se lo arrancó, dejando al descubierto la herida que sufrió semanas antes en Arévalo, donde un morlaco le arrancó varios centímetros de cuero cabelludo.
Padilla pasó por enfermería y reapareció en su segundo toro de la tarde, un gran Montalvo al que desorejó para despedirse de la plaza de toros de Gijón con una atronadora ovación, cubierto por un mantón de manila que le lanzó una mujer del público y enarbolando la bandera pirata.
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