Dos grandes de la actuación se darán cita el próximo sábado (20.30 horas) sobre las tablas del teatro Jovellanos de Gijón. La obra "Todas las noches de un día", de Alberto Conejero y dirigida por Luis Luque, permitirá al público gijonés disfrutar de dos de los actores más meritorios del país. De una parte, Carmelo Gómez, ganador de dos premios "Goya" -y nominado a otros tantos- por "El método" y "Días contados", y de otros galardones como el "Ondas" como mejor actor en el año 1995 y el Premio Nacional de Cinematografía un año después. Tras treinta años sobre los escenarios y ante las cámaras, la suya es una vida dedicada a la interpretación. De la otra, Ana Torrent, por muchos recordada como la niña -ya crecida- de "Cría cuervos" y "El espíritu de la colmena", fue nominada al "Goya" por "Tesis".

El argumento de la obra es inquietante: comienza cuando la Policía acude a un invernadero que sobrevive inmerso en un entramado de grandes urbanizaciones para descubrir el paradero de alguien. Allí, los agentes se encuentran a Samuel, el jardinero. Hace mucho que se le ve solo, sin la presencia de Silvia, la dueña de la casa.

Sin embargo, la obra cuenta mucho más que eso. Se trata de un combate entre la vida y la muerte, lo vivido y lo que queda por vivir, los recuerdos y los fantasmas, lo que ocurrió y lo que nunca ocurrirá. Y, prevaleciendo sobre todo ello, la más pura de las emociones humanas: el amor.

Dice de la obra su director, Luis Luque -que también dirigió otras aclamadas piezas como "Oleanna" y "La cantante calva"-, que es un texto que "desde su génesis nos propone un ejercicio dramático de alta densidad poética". Y quién mejor para llevarla a escena que la elegancia de Torrent y la brillantez de Gómez, que protagoniza una serie de monólogos de una intensidad interpretativa que no está al alcance de todos, en los que consigue transmitir todo lo que Conejero sentía al escribir la obra.

Un Conejero que, pese a su juventud -suma 30 años- ya se alzó con premios de renombre como los "Max" y los "Ceres" a mejor autor con la obra "La piedra oscura", y el Nacional de teatro universitario con "Húngaros".

En este texto, en el que la ciencia botánica abona la ciencia del amor, Conejero apuesta por una intimidad dolorosa, una intensidad propia de los thrillers hollywoodienses y una puesta en escena sencilla, que deja todo el protagonismo a dos actores que bien lo merecen.

El patio de butacas del principal coso gijonés se encuentra ya lleno y en el resto de espacios son pocos los asientos disponibles.