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Ante el inicio del curso que viene

La caída de la natalidad dificulta a los colegios gijoneses llenar sus aulas

Los centros empiezan a encontarse con vacantes en el primer curso de Infantil, cuando hace unos años la lista de espera era frecuente

Alumnos de 3 años, ayer, en el colegio Atalía. ÁNGEL GONZÁLEZ

La caída de la natalidad empieza a hacer mella en las aulas. Si hace unos años la gran preocupación de los padres era la de poder matricular a sus hijos en el centro deseado, ahora la pelota ha pasado al tejado de los centros, que empiezan a estar preocupados por la caída de la demanda, tal y como se ha constatado al cierre del plazo de solicitudes de admisión en los centros educativos públicos y privados concertados.

De hecho, centros grandes que tradicionalmente tenían que hacer baremo ante la cantidad de alumnos que solicitaban plaza ya no están viéndose en esa tesitura. Tal y como explica el director del Colegio Corazón de María (Codema), Simón Cortina, "en la actualidad ofrecemos cien plazas "y es un reto cubrirlas, son muchas", asegura. Este año el centro ha obtenido 108 solicitudes para un total de cien plazas, y "empezamos a ver que el número de potenciales candidatos cada vez es menor, aunque este año no hayamos tenido problema en cuando al número de solicitudes", indica Cortina. En la Inmaculada están en parecida situación, aunque también cubren plazas.

En otros centros como el Montedeva sí se ha rebasado el número de peticiones para las plazas que hay disponibles: un total de 98 familias quieren inscribir a sus hijos en el centro, para un total de 75 plazas en infantil de tres años. Algo que empieza a ser cada vez menos común, y que de hecho en los centros públicos casi no se da. Sólo dos centros de la red pública gijonesa se ven obligados a hacer baremo porque reciben más solicitudes que plazas tienen disponibles. Se trata del Eduardo Martínez Torner y del Atalía, el que más gente deja fuera cada año. Tal y como explica el director, Mikel de la Torre, este año han recibido 57 solicitudes para 46 plazas. Una situación que obedece "al programa bilingüe entre el Ministerio de Educación y el British Council en el que participamos desde los inicios y que supone que en nuestro centro no se estudia inglés; se estudia en inglés y los niños reciben desde los tres años un montón de horas en inglés con un equipo en el que hay profesores nativos", apunta.

Eso ha hecho que muchas familias opten por este centro, en busca de un buen nivel de lengua extranjera, pero como el mismo director reconoce, "es una excepción, cada vez se nota más la falta de críos y de hecho estamos viendo cómo en muchos colegios se empiezan a cerrar unidades por la falta de matrícula", asegura.

Otro de los colegios gijoneses que habitualmente tenían mejor acogida entre los padres y que solía acumular listas de espera ante la imposibilidad de atender toda la demanda es el colegio Jovellanos. Este año, en cambio, no llenan: han recibido un total de 52 solicitudes para 66 plazas disponibles en Infantil, lo que según la directora del centro, Yolanda Fueyo, da una idea de la tendencia que se seguirá en los próximos años: menos alumnos, menos problemas para acceder al centro deseado y, por lo tanto, cierre progresivo de unidades en algunos de ellos.

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