En las empresas cárnicas un operario se encarga de medir la humedad en las cámaras de los secaderos, los tiempos durante los que se aplican las temperaturas o el tiempo que se tarda en recuperar un PH. Lo hace a mano, para apuntar en un documento todos los parámetros que intervienen en el proceso de producción. Pero todo ello se puede sustituir "por un sensor para cada parámetro que como mucho puede llegar a costar 50 euros, para medir todos los valores que necesita saber el productor de manera continua, recogiendo los datos y volcándolos en un software desde el que pueden ser estudiados y evaluados para obtener conclusiones sobre el proceso productivo, especializando incluso los productos para los clientes". Es sólo un ejemplo de lo mucho que puede hacer la digitalización por las empresas del sector agroalimentario, con tecnología que ya se emplea en ámbitos tan dispares como la automoción y que está llamada a dar un impulso a las pequeñas empresas productoras de la región, tal y como explicó ayer Juan Díaz, director gerente de la Asociación de Investigación de Industrias Cárnicas del Principado de Asturias (Asincar).

El clúster ha organizado unas jornadas de digitalización y automatización del sector agroalimentario con el objetivo de poner en contacto a las empresas que desarrollan la tecnología con las pequeñas compañías del sector alimentario que estén interesadas en desarrollar proyectos de modernización y digitalización. La intención de la jornada de ayer, de hecho, fue la de lanzar públicamente la primera convocatoria europea para la financiación de proyectos ligados a la digitalización del sector, con una bolsa de casi tres millones de euros para financiar a compañías que desarrollen este tipo de trabajos en el ámbito de la alimentación.

En la jornada de ayer se juntaron 13 clústers del sector agroalimentario y tres centros tecnológicos procedentes de ocho países de la Unión Europea para exponer sus experiencias y animar a las compañías asturianas a sumarse a la industria 4.0, exponiendo necesidades y posibles soluciones y con visitas a demostradores que pueden responder a los retos del sector. Porque el de la agroalimentación es un mundo que se ve abocado a sumarse a la transformación digital. "El que no lo haga se va a quedar fuera del mercado", advirtió el consejero de Innovación, Borja Sánchez, quien animó a "juntar los medios y las personas para hacerlo posible, porque tenemos ambos y hay que crear las conexiones". El consejero quiso dejar claro que el agroalimentario es "un sector clave" en la región, que aporta entre el 15 y el 20 por ciento al PIB de la economía asturiana, y que además "viene creciendo, mientras que otros están decreciendo", resaltó, antes de destacar: "Tenemos la materia prima, los centros transformadores, los investigadores y toda la cadena para que sea un sector clave en el futuro".

La tecnología habilitante, las nuevas herramientas digitales, son fundamentales, insistió Sánchez, quien recalcó que el Principado trabaja para acelerar la implantación de una conexión a Internet en todo el territorio "que permita el desarrollo de la industria, tanto de la que ya existe como para atraer nuevas oportunidades", como en el caso del sector lácteo "en el que hay muchas posibilidades de creación de nuevas empresas, pero hay que ayudar a posicionar y vender el producto".

Begoña López, directora general de Desarrollo Rural y Agroalimentación, explicó que las nuevas herramientas 4.0 servirán para "avanzar y conseguir una mejor eficiencia en la industria, pero no se va a perder el origen sino que se respetará el producto", incidió, porque "se trata de implementar y mejorar para establecer alianzas".

En este sentido, recordó que en la industria agroalimentaria se pueden aprovechar tecnologías que ya existen: "no es algo que haya que inventar, sino que se trata de complementar y Asturias puede ser un referente a este nivel", pronosticó, habida cuenta de que "hay gente muy preparada para hacer que la región tenga una gran ventaja competitiva".